«La gente no sabe casi ni que existo«
Tres años después de su publicación en Japón, llega a nuestras tierras ¡Asadora!, el nuevo trabajo de Naoki Urasawa (Monster, 20th Century Boys) que vuelve a navegar por las aguas del recuerdo y de los sucesos históricos para contar su propia historia y presentar a héroes que llevan su ADN de la cabeza a los pies. Esta vez, en lugar de tener a un neurocirujano amable o a una chica con poderes psíquicos, el mangaka nos presenta a la joven Asa, una cría de doce años que corre por las calles de su barrio en busca de un ginecólogo que asista a su madre en el nacimiento del que será su undécimo hermano la misma noche en que un terrible tifón (el Tifón Vera [Isewan en japonés], de 1959) asoló la costa de la bahía de Ise.
En medio de la lluvia y el viento, la joven protagonista comienza a una aventura que la lleva a conocer a gente con muy diversas historias a sus espaldas y a aprender más sobre sí misma y sobre la fuerza que alberga en su interior. ¡Asadora! tiene ese tono entre oscuro y optimista que Urasawa suele sacar a relucir con algunos de sus personajes femeninos (de hecho, en varios momentos de este tomo he recordado con nostalgia a Kanna) y nos presenta a un personaje protagonista al que apetece seguir los pasos. Una niña que se ha visto obligada a madurar rápido por el hambre y las circunstancias, pero que no pierde ni su buen humor ni su voluntad para seguir adelante. Apela este manga, además, al buen corazón de las personas y a cómo unimos fuerzas e ideas cuando la situación así lo exige.
«Yo era un héroe en el cielo«
Este primer tomo, sin dejar del todo claro por dónde irá a discurrir todo el resto de la historia (aunque ya sabemos que seguirá a su protagonista a lo largo de distintas etapas de su vida), deja muy buen poso en quienes lo hemos leído. Nos presenta un escenario que, con todo lo que ha caído en los dos últimos años, no nos resulta inimaginable y planta en él a unos personajes creíbles, aunque nuestra propia falta de fe en la humanidad nos haga creer en algunos momentos concretos que hay cosas que no podrían haber ocurrido. Lo cierto es que, como ya ocurría con algunos de sus más célebres personajes de Monster, Urasawa se deleita en crear personajes grises que tienen un gran momento para brillar y redimirse en un mundo que apenas les ha dado oportunidades de sobresalir.
Por lo demás, se nota el sello del mangaka muy fuerte en esta primera entrega. Tanto en el espíritu de los personajes que se pasean por sus páginas como por esa fijación por retratar un pasado que se va alejando de nosotros a ritmo constante, pero que aún perdura en el recuerdo de nuestros mayores. Muy mal tiene que irle al segundo volumen de esta nueva colección como para que no contente a los muchos fans que tiene en España este autor.
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