«Se ha hecho un gran hombre Keaton«

Planeta edita en enero el segundo tomo de Master Keaton y con él nos llegan nuevas aventuras del simpático investigador anglo-japonés. Página a página y capítulo a capítulo la esencia de Naoki Urasawa  es cada vez más patente en los relatos que componen este tomo. Su cuidado para con los escenarios (auténticas fotografías llevadas al papel) y los giros de la trama comienzan a rodearse de esa aura de genialidad que terminaría por estallar con la publicación de Monster.

Precisamente la RFA comienza a tener cada vez más peso en los casos del profesor Keaton. El autor siempre ha sentido una enorme fascinación sobre todo lo referente a la Guerra Fría y la Alemania dividida que emergió de las cenizas de la II Guerra Mundial y estos cómics no hacen sino reflejar este sentimiento que, además, estaba muy a la orden del día cuando se publicaron en 1989. Años después esta Alemania dividida y reunificada sería testigo de los crímenes de un despiadado y carismático asesino en serie al que debería dar caza el ya famoso doctor Tenma. Más aún, la aparición del primer maníaco homicida tiene lugar en las páginas de este tomo del manga y este hecho supone que Urasawa se salte la norma no escrita de escribir relatos autoconclusivos con una trama que se extiende a lo largo de un par de capítulos y que, quién sabe, podría traer cola más adelante.

Dicho esto hay que tener muy en cuenta que, si bien Urasawa es considerado como el mejor autor manga vivo y en activo, su documentación casi obsesiva y el tono academicista que en ocasiones adoptan sus personajes pueden ser platos de difícil digestión para aquellos no acostumbrados al estilo personal del autor o, simplemente, al cómic japonés para adultos (seinen manga) Los personajes, como decía, tienden a dar explicaciones detalladas y muy enrevesadas que una persona normal nunca daría (¿os acordáis de Oliver y Benji y sus veinte minutos viendo caer  un balón en el área? Pues algo parecido); pero si estamos atentos podemos aprender mucho sobre la historia europea de finales del siglo XX y de cómo se percibía todo ello desde un país tan lejano como puede serlo Japón.

«Creo que este es el comienzo de una bonita amistad«

«Tengo la sensación de que puedo perdonarlo todo y seguir viviendo«

Y es que el autor hace viajar a su personaje por casi todo el globo. Tan pronto lo vemos en la Selva Negra huyendo de unos neonazis como charlando sobre el franquismo y los comunistas en las Baleares. Una de las virtudes del guionista y dibujante es que sabe plasmar lo que pasó sin meterse en berenjenales político-idealistas ni renunciando por ello a dar su punto de vista particular. El capítulo que aquí nos encontramos sobre los inmigrantes turcos en Alemania ilustra perfectamente esta situación: en los 80 había casi dos millones de parados en el país germano, casi el mismo número de obreros del país mitad europeo mitad oriental. Urasawa podía haber reflexionado acerca de los motivos de esta situación, pero elige plasmar la realidad para luego tomar parte por los extranjeros y el trabajo más allá de la simple tolerancia que deben hacer los autóctonos en aras de la pacífica convivencia.

Otra virtud de Urasawa que eché en falta en el primer tomo (aunque no habría pegado mucho dado que faltaban presentaciones) es el trato sensacional que le da el autor nipón a los secundarios. En la anterior entrega conocimos al padre del protagonista, un individuo bastante peculiar, y a Yuriko (la hija de Taichi). Pues bien, en este tomo ya podemos leer el primer capítulo dedicado en exclusiva al abuelo Keaton, que nos demuestra que hay mucho más de lo que podríamos esperar bajo su afable cara y que termina su aportación con un genial homenaje que podemos ver en la imagen que precede a estas líneas. Me quedo con las ganas de conocer a la ex-mujer del profesor. Un misterio que ha sobrevivido a los dos primeros tomos de la obra.

Para terminar no puedo sino seguir alabando el trato que le está dando Planeta a estos cómics. Las encuadernaciones, cuidadas al detalle sin disparar excesivamente el presupuesto, son el sueño de cualquier coleccionista.