El autor sitúa a los personajes en un nuevo entorno, lo que conlleva la formación de nuevas amistades y relaciones, nuevos personajes que no hacen sino enriquecer la historia, dando pie nuevos y sorprendentes giros de los acontecimientos. Especial importancia en este tomo tiene la familia de Príncipe Robot, cuya situación personal es una de las que presumiblemente sirva de motor a esta segunda etapa de Saga. Quizás queda la sensación de que Brian K. Vaughan abusa del golpe de efecto como recurso narrativo, pero no hay duda de que le funciona, y tiene al grueso de sus lectores completamente enganchados a la historia.
La clave está en que se trata, a fin de cuentas, de un relato sobre personas. Sobre seres comunes y sus problemas. La ciencia ficción es un envoltorio fantástico, dota a la narración de una gran libertad a nivel formal en la que el límite es la imaginación de Vaughan y de su dibujante, Fiona Staples, pero es solo eso, un envoltorio. Lo que realmente importa son las pequeñas cosas a las que se enfrentan las familias protagonistas –cada vez más queda de manifiesto que esta no es solo la historia de Hazel y sus padres, sino una obra coral de varias familias– que luchan por vivir, por forjarse un futuro para ellos y sus hijos. Los personajes se enfrentan tanto a problemas externos (como que unos cazarrecompensas les quieran dar caza) como a los problemas íntimos del día a día: el amor, el trabajo, la paternidad… Vaughan mezcla de manera formidable los momentos mundanos con otros repletos de aventuras y acción.
Con breves menciones a La Voluntad y Gwendolyn, la narración se centra en dos frentes: Por un lado el trabajo de Alana como actriz (viejo anhelo que ve cumplido), y cómo afecta a su vida familiar. Mientras que ella se va sumergiendo más y más en la dinámica de su profesión, pasando incluso menos tiempo en casa, Marko se refugia en la amistad con Ginny, a quien ha conocido recientemente. Por otro tenemos las andanzas del Príncipe Robot IV, en una trama que toma un cariz muy político y que termina salpicando al resto de personajes. Al respecto, resulta muy interesante como el guionista, ya en el cuarto tomo, nos hace reparar en esta sociedad aliada de Terrada en su eterna lucha contra Guirnalda pero de la que apenas se había contado nada hasta ahora.
Un ejemplo más de las profundas riquezas que esconde Saga.
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