Cada vez me gusta más ir a ver las películas ‘para críos’ acompañado por los mismos. Es una de las mejores maneras que existen de separar tu visión como crítico y/o entendido (no sé si llego a entrar en ninguna de las clasificaciones) de la que pueda tener el público objetivo de esas cintas. Hay veces que uno disfruta de un filme de animación y sale convencido de haber visto una gran película, pero a su alrededor se encuentra con niños que se han aburrido o que no la han entendido, otras, por el contrario, sale uno renegando de una cinta cuando la chavalería la ha gozado con deleite. Ayuda este tipo de pases a discernir entre técnica y precisión (hay grandes películas mal vendidas o dirigidas al público equivocado) y nos pone los pies en la tierra a los que nos dedicamos a esto de las críticas y las reseñas.
Sin embargo, hay ocasiones en las que uno va a uno de estos pases y se encuentra con que ha salido maravillado de lo que ha visto y que los que le rodean han vivido algo similar y salen emocionados y saltando alrededor de sus padres, tíos, hermanos… Esas veces son una pasada. Porque, como nos dijo una vez hace años Santiago Segura, uno vive el cine de una manera distinta cuando lo hace acompañado de otras cincuenta, cien o doscientas personas. El cerebro secreta más endorfinas cuando vivimos algo que nos gusta en sociedad y el placer no se suma, sino que se multiplica. Es lo que ocurrió este domingo 3 de febrero en los cines Kinépolis de Madrid cuando fuimos a ver La Lego Película 2 en un evento programado por Warner para toda la familia con vistas al estreno de la secuela en cines este viernes 8 de febrero.
Pero antes de eso hubo un poco de todo para pequeños y no tan pequeños. Warner ya tiene bastantes estrenos de este palo a sus espaldas y montó un buen puñado de actividades por los pasillos del popular centro de ocio madrileño que iban desde el photocall que precede a este párrafo hasta pintura facial, juegos de consola y toneladas de fichas de Lego para que los niños dejaran libre la imaginación y construyeran lo que les apeteciese. Diversión para todas las edades (ya os adelanto que la edad media en algunas de las actividades no bajaba de los veinte) como aperitivo y calentamiento de motores ante la segunda parte (entre comillas, si no contamos el spin-off sobre Batman) de una cinta que a mí, personalmente, me sorprendió para muy bien allá por 2014 y que se ha tomado su tiempo para poder volver con una historia y una calidad que merecieran la pena.
El resultado, como diría la canción que popularizó la primera entrega, es fabuloso. La Lego Película 2 consta de 106 minutos de pura diversión que sabe cómo entretener a niños (tiene un ritmo endiablado, es imposible aburrirse) y a mayores, con una colección de referencias tan locas como las que van desde Jungla de Cristal y hasta Radiohead. En lo estructural el filme va a lo seguro y no arriesga nada, pero tampoco se le exige. Su guión es un sota, caballo y rey que se adivina desde el fin de la primera película, pero la auténtica magia no está en el ‘qué’, sino en el ‘cómo’. Del mismo modo que cuando vemos que al protagonista de nuestra serie preferida le pasa algo en un capítulo (fans de Juego de Tronos, esto no se os aplica) y sabemos que al final del mismo o, como mucho, a lo largo de los siguientes la situación volverá a la normalidad; en esta cinta todos tenemos claro hacia dónde se dirige el argumento, pero la diversión está en el camino que siguen los personajes para llegar hasta ese punto final.
La Lego Película 2 no sorprende, pero funciona como un tiro y nos asegura casi dos horas de diversión y carcajadas. Los niños, los mejores críticos de este tipo de producciones, salen de las salas del Kinépolis cantando sus canciones y con ganas de más. Es un win-win, para Warner y para Lego, que ponen sobre la mesa una nueva cinta de animación (a la espera de Alita, el 15 de febrero, y Cómo Entrenar a tu Dragón 3, el 22) y hasta una veintena de nuevos sets de juguetes de construcción que harán las delicias de la chavalería (y de más de un adulto que yo me sé) durante los fríos meses de invierno que estamos pasando.
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