Black Mass

Black Mass. Estrictamente criminal: De información, alianzas y homenajes.

Que, al igual que Liam Neeson, Johnny Depp se ha convertido en un género en sí mismo ya no sorprende. El gusto del actor por usar cuanto más maquillaje mejor ha hecho que la última década de su carrera se haya visto relegada a personajes en los que desaparece bajo una capa de pelucas, lentillas y dentaduras a cual menos favorecedora.

 

Por eso, Black Mass, estrictamente criminal, asusta y apetece a partes iguales. Porque la historia es digna de ser llevada a la pantalla y con el equipo correcto resultar una joya; pero la promoción de la película insinúa que Depp es el absoluto protagonista y que, una vez más, su transformación es asombrosa. Y sin duda lo es, pero ante el tipo de cinta que el público se encuentra, las mamarrachadas del capitán Sparrow no interesan lo más mínimo.

 

Johnny Depp como Jimmy "Whitey" Bulger.

Johnny Depp como Jimmy «Whitey» Bulger.

 

Sin embargo, el film transcurre con solidez, plagado de personajes (en su mayor parte con una relación peso/minutos en la película adecuada) que secundan con experiencia a Whitey Bulger. Los primeros treinta minutos de metraje son un devenir de caras conocidas que asientan la sensación de que en cada nueva secuencia puede aparecer cualquiera, de que nadie ha querido perderse el estar en el plató. Y todos, sin excepción, hacen de la contención un valor seguro.

 

Benedict Cumberbatch, Kevin Bacon, Dakota Johnson, Peter Sarsgaard y otros tantos son esos secundarios que tan bien rodean a la pareja protagonista. Joel Edgerton, que poco a poco se va ganando un hueco en la memoria de los espectadores interpreta a un agente del FBI criado en la calle con soltura, tirando de oficio para representar un papel clásico en las películas de gángsters. El mencionado Depp se aleja de su característico histrionismo para dar vida a uno de los prófugos más exitosos de la historia y menos conocidos por el gran público. La caracterización ayuda, pero la percha no es menos eficiente. Relajado, amenazador y cariñoso de forma equitativa, el fetiche de Tim Burton hace del mafioso una bomba de relojería muy bien manejada.

 

"Whitey" con John Connolly interpretado por Joel Edgerton.

«Whitey» con John Connolly interpretado por Joel Edgerton.

 

Al timón se encuentra Scott Cooper, director con una filmografía corta pero muy prometedora. Su debut le valió un oscar a Jeff Bridges, y en esta su tercera película se afianza su visión del cine clásico con personalidad. No quiere salirse de la línea que tan maravillosamente trazaron años ha De Palma, Scorsese y compañía para saberse acertado. Sí se permite jugar con el tiro de cámara, los encuadres y el ritmo de la historia; escogiendo presentar la violencia sin sutileza pero con elegancia, algo inevitable en una cinta de este calibre. La falla es un último tercio que pisa el freno y no es capaz de remontar la velocidad, adoleciendo de un crescendo que se prometía durante el segundo acto; y el obligar a quien lo vea a hacer un esfuerzo de imaginación con el pasado de los personajes, insinuado pero no explicado.

 

Black Mass es mucho más de lo que la promoción indica. Cine mafioso serio, con una ejecución sin titubeos, un reparto equilibrado y si, un Johnny Depp mucho mejor que en sus últimos trabajos. Un homenaje a las películas de informantes y aliados.

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