Traicionando por segunda vez (tras Golpe de efecto) a su promesa de no volver a ponerse delante de las cámaras, Clint Eastwood interpreta al personaje principal de Mula, su nuevo trabajo como director. La cinta cuenta la historia de un anciano que tras verse sin recursos decide hacer un trabajo como mula, pero al ver que es una forma de hacer dinero fácil se enganchará a esto sin saber el peligroso cartel al que se ha vinculado y que tiene a un agente de la DEA siguiéndole los pasos.

Más allá de interpretar al personaje protagonismo, hay importantes paralelismos entre esta cinta y Gran Torino y es que ambas giran en torno al concepto de la vejez, la redención vital, entendiendo el final de la vida casi como un purgatorio y, de alguna forma, la preparación a la muerte. Sin sobrexplicar demasiado, entendemos todo lo que le pasa al personaje de Eastwood por la cabeza y está construido de tal forma que se empieza sintiendo compasión por él y hasta el momento de su redención se le empieza a coger manía porque ha transformado su necesidad en avaricia y eso es lo que le lleva a convertirse en su peor enemigo.

En un tono extraño, entre thriller y drama con toques de humor, a veces un poco rancio, Clint Eastwood construye una de sus películas más personales en la que no le falta tiempo para hablar de América desde el punto de vista de un veterano de guerra, algo que ya veíamos en Gran Torino. Es también relevante porque sabe mostrar muy bien el desasosiego de esta gente al volver a casa y la imposibilidad de adaptarse a una nueva vida incluso de querer, algo que intentó retratar en El francotirador aunque el resultado fuese un panfleto político de dudosa moralidad.

Por otro lado, en la parte policíaca de la película, tenemos a Bradley Cooper interpretando al agente de la DEA que se acaba tomando como algo personal su persecución, con todo lo que eso conlleva a nivel emocional. Juntos protagonizan una de las escenas más conmovedoras y vibrantes de todo el metraje, escena que resalta la complejidad del personaje de Eastwood

Visualmente es un trabajo muy clásico, en este sentido el veterano director no ha innovado nada. Planos generales para enseñarnos espacios y planos-contraplanos para acercarse a sus personajes ajustados en un montaje sencillo pero efectista. Es una película en la que no hay riesgo alguno, pero es un gusto ver a esta vieja gloria con ganas de seguir contando sus historias.

Esta vez le ha salido bien, Mula, pese a sus cosas es una buena película. Eastwood quiere seguir con su legado hasta prácticamente sus últimos días y por eso es bonito que cuente estas historias sobre la vejez, pero sin olvidarse de los conflictos que ha planteado siempre en su cine. No es Gran Torino, pero ni mucho menos es un trabajo olvidable.