Wonder Woman 1984

Wonder Woman 1984: Encanto infantil

La secuela de Wonder Woman se ha hecho esperar, pero Gal Gadot ya se ha enfundado su armadura bélica de amazona para combatir el mal con la verdad como arma. La ligereza de tono y fondo, marca ya de la franquicia, le sienta estupendamente bien a un título que supone un necesario soplo de aire fresco en la terrorífica coyuntura en la que se encuentra el mundo.

 

Wonder Woman 1984

 

Repite Patty Jenkins en la dirección, atreviéndose incluso a coescribir el guion de esta secuela a fin de potenciar su visión del relato y subrayar a su heroína como icono global, muy accesible y adaptable. Con este ánimo se entiende en anclaje de la historia en los primeros 80 donde el neoliberalismo de las potencias anglosajonas y el contexto de la Guerra Fría, caldo de cultivo idóneo para la histeria colectiva, es fácilmente extrapolable al estado actual del mundo (pandemias mundiales al margen); al tiempo que se puede armar un discurso optimista y carente de cinismo. Con el mismo objetivo, se justifica la enorme distancia que establece la película y su referente comiquero, del que mantiene poco más que los nombres de los personajes y guiños visuales aquí y allá.

 

Hay un evidente cambio de tono entre esta WW84 y el filme de 2017. Esta es mucho más ligera, la comedia ha ganado muchísimo peso, llevando a una especie de marvelización del producto en busca de una audiencia más amplia y mucho más joven, siguiendo el camino marcado por Shazam. Wonder Woman 1984 aspira a ser un título del agrado de toda la familia, con especial incidencia entre los más pequeños. El espíritu naif que denota sirve también para evocar a la encarnación de Linda Carter de la amazona o al Superman de Richard Donner (esta asociación con mucha menos sutileza). De ahí también las exageradas (acordes al tono de la película) de Pedro Pascal y Kristen Wiig (cuya Barbara Minerva sigue un recorrido que tiene muchos puntos en común con el que hiciera Michelle Pfeiffer para su Catwoman en Batman Vuelve). Ambos villanos se muestran como personajes muy extremos, pero de enorme humanidad; se mueven por la rabia de quien ha sido ninguneado toda su vida y se emborracha de poder.

 

Wonder Woman 1984

 

Los personajes, como elementos autónomos son lo más destacado de una cinta cuyo argumento lo tiene difícil para ser más simplón. La magia y el egoísmo, contra la realidad y el sacrificio. Mentira contra verdad. Si hubiera algún personaje azul cantando por ahí, casi podríamos pensar que estamos viendo Aladdin. Muchos de los hitos de la película resultan demasiado increíbles (incluso dentro de sus propios códigos), forzando en exceso el «contrato» de suspensión de incredulidad con el espectador. La consciencia de que este es un producto enfocado a sorprender al público infantil, sin embargo, logra que este acuerdo entre creadores y espectadores no se rompa e incluso disfrutemos del evasivo viaje.

 

Wonder Woman 1984

 

Sin ser un derroche de acción, Wonder Woman 1984 tiene un par de secuencias realmente notables, con especial atención al prólogo en la mítica isla de Themyscira, otro aperitivo para el futuro spin-off de las amazonas. Gal Gadot, cuyo rostro ya es inseparable del de la mujer maravilla, luce incluso cuando al departamento de efectos visuales se les va la mano: y desde la sencillez argumental y de estructura narrativa, la película se consume en un suspiro. Resulta muy entretenida, un contrapunto estupendo al dramatismo exacerbado de los otros componentes de la trinindad deceíta.

Acerca de Daniel Lobato

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El padre de todos, pero como a Odín, se me suben constantemente a las barbas. Periodista de vocación cinéfila empecé en deportes (que tiene mucho de película) y ahora dejo semillitas en distintos medios online hablando de cine y cómics. También foteo de cuando en cuando y preparo proyectos audiovisuales.

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