Apuesta arriesgada. Mucho. Leído el primer número de Amor eterno -publicado por ECC Ediciones en formato grapa-, no tenemos muy claro a qué nos enfrentamos. Hay pistas aquí y allá, pero no estamos más que ante la primera pieza de un -a priori- enrevesado puzle. Tom King y Elsa Charretier son crípticos -quizás demasiado- en el arranque de una obra que exige paciencia y atención por parte del lector.
«¿Qué estás haciendo, Joan?«
De hecho, sabemos más por la sinopsis facilitada por ECC en su página web, que por el propio cómic. Su premisa dice tal que así (si no la habéis leído y queréis vivir una experiencia completa en la lectura, os aconsejamos pasar al siguiente párrafo): «Joan Peterson descubre que está atrapada en un ciclo interminable y aterrador de romances: un problema que debe resolver, un hombre con quien se debe casar… Y cada ocasión en la que se enamora, es arrancada de su mundo y empujada a comenzar una nueva y lacrimógena saga. Necesita encontrar la salida, descubrir quién es ella en realidad, y qué es este mundo. Y para conseguir escapar, debe deconstruir sus historias y reconstruir su identidad«.
¿Es esta sinopsis un spoiler de Amor eterno? Difícil saber, porque si bien parece encaminar el argumento del cómic, este primer número no encaja en lo que nos cuenta la editorial. También es cierto que a Tom King le gusta guardarse ases en la manga y, cómo decíamos al principio, el arranque es un tanto desconcertante. Es, en este sentido, más un prólogo que un primer capítulo propiamente dicho. Presenta a su potencial protagonista y enuncia un misterio, pero aporta poco contexto e información tangible sobre la naturaleza del mismo.
King y Charretier tienen en la curiosidad del lector su principal arma para mantener en el interés mes a mes. Ahora bien, ¿concretarán algo en la segunda entrega? ¿Darán un nuevo giro de tuerca que reescribirá este prólogo? ¿Seguirán jugando a confundir? Será interesante descubrir cómo manejan los tempos y cómo dosifican la información; porque igual que pueden atrapar a sus lectores de principio a fin, pueden pasarse de frenada y perder a dichos lectores a las primeras de cambio. Esta, al final, es el arma de doble filo de las publicaciones mensuales. En un tomo es el lector quien marca el ritmo y puede acelerar o pausar su viaje. En una grapa le quitas esa potestad a tu público, que puede abandonarte si te pasas de listo y/o le tomas por tonto.
¿Y nosotros en qué punto nos encontramos? Habiendo despertado nuestra curiosidad, no nos atrapa lo suficiente como para esperar la siguiente entrega como agua de mayo. Es una apreciación subjetiva, pero nos falta -omitiendo la ayuda de la sinopsis oficial- un mínimo de concreción o definición en el qué. Este primer número solo describe al quién, pero el conflicto a tratar es, cuanto menos, ambiguo. El problema no está en que no se concrete tal o cual aspecto, el problema está en que no se concretan ni las preguntas que debemos hacernos dejándonos -casi- como antes de comenzar la lectura. Así, pensamos que mientras la grapa le hace un flaco favor a la obra -a pesar de ser su formato original- la recopilación en tomo potenciará la experiencia.
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