«Dejemos a estas buenas mutantes con su buena obra«

Casi puedo oír a Benjamin Percy pensando ‘¿me atrevo a subir la apuesta?‘ justo antes de coger a Bestia, ponerle a pujar por el derecho a dar muerte a Lobezno y luego resucitarlo para convertir al mutante de las garras de adamántium en una marioneta alineada con los deseos del director de la agencia de inteligencia mutante. Y es que ¡vaya que si ha subido la apuesta en torno a la deriva del otrora amable genio mutante! Con Percy se ha completado la transformación de Hank McCoy de un agradable científico al servicio de los mutantes en un sociópata que utiliza a sus semejantes como meras herramientas en pos de unos objetivos que yo cada vez veo menos alineados con los de Krakoa y más con los de cualquier villano de tres al cuarto de los que se hayan enfrentado a la Patrulla-X a lo largo de su dilatada trayectoria.

Lo que observamos en este cómic rompe con todas las leyes de Krakoa e incluso va más allá. Porque ya no es únicamente que Lobezno esté actualmente asesinando a inocentes (o a futuros culpables, si los definimos según los parámetros de Bestia), sino que lo está haciendo sin ser consciente de ello, mientras está bajo el control de uno de los suyos. De alguien en quien confiaba. La manera en que esto rompe con todo lo que debería regir a la isla-nación mutante seguramente lo veamos mucho más gráficamente en futuras entregas de esta colección o de la de X-Force, pero hoy, dada la cabecera, merece quizás la pena detenernos en lo que esto va a significar para un personaje tan torturado por su pasado como puede ser el bueno de Logan.

«Eres partidaria de que seamos más abiertos y creo que es lo correcto«

La historia de Lobezno está plagada de momentos como éste. En los que un villano se ha aprovechado de él, de su estado berserker o de un acceso desprotegido a su mente para convertirlo en un arma afilada en sus manos (porque imaginaos poder controlar a un soldado que es casi incapaz de morir, armado con cuchillas que son parte de su cuerpo y con unos sentidos especialmente aguzados). La cosa es que el propio Logan ha incidido varias veces (y si no recuerdo mal en esta serie o en la de X-Force también ha ocurrido) en el doloroso trauma que ha supuesto para él actuar más allá de su propia voluntad cada una de estas veces, causando dolor y terror entre sus compañeros y amigos. No nos engañemos, lo que está haciendo Bestia con Logan es una suerte de violación, con todo lo que este término lleva asociado consigo. Y un suceso así no puede quedarse en una anécdota más.

Lobezno #28 (#134): Destino de X

Para Logan, que porta sobre su espalda el dolor de los asesinatos que jamás quiso cometer, saber que ahora ha muerto más gente a sus manos, que él no ha tenido poder de elección y, sobre todo, que quien le ha forzado ha sido alguien en quien en otra época confió ciegamente, va a suponer un dolor como pocos hayamos visto en los cómics. Bestia no sólo ha cruzado una línea imperdonable de cara a su puesto como líder del equipo de inteligencia krakoano, sino que ha roto algo muy importante y valioso en uno de sus más antiguos y fieles compañeros. Lo que leemos en el cómic que nos trae hoy Panini ha de tener consecuencias a corto, medio y largo plazo. Es algo más que una apuesta que ha sido subida. Es una bomba nuclear sobre una relación asentada en años.