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Batman de Arkham y otras historias: Doctores y piratas

Batman de ArkhamUna de las cosas que hemos aprendido a lo largo del tiempo al respecto de la línea Otros Mundos es que en ella tienen cabida historias de todo tipo, tanto en temática como en calidad. Siendo Batman el personaje que más veces ha sido «víctima» de estos cambios de realidades con propuestas de lo más interesantes (tipo Thrillkiller) y de lo más intrascendentes (Lluvia roja y secuelas, por ejemplo).

 

ECC Ediciones sigue en su empeño de traernos todos los relatos de Otros Mundos que se encuentra en el catálogo histórico de DC Comics, nos trae en esta ocasión dos historias del cruzado enmascarado que lo convierten en un psiquiatra y en un implacable corsario. Dos historias que están, sin ningún género de dudas, entre mis lecturas favoritas de los what if deceítas.

 

Que el título no os lleve a engaños, Batman de Arkham y otras historias es en realidad Batman de Arkham y otra historia (más su epílogo/secuela) ilustradas ambas por el argentino Enrique Alcatena. De esta forma, el tomito en rústica que tenemos entre manos, además de recuperar dos entretenidísimas aventuras alternativas del Caballero Oscuro, nos sirve como necesario homenaje para el veterano dibujante.

 

El primero de los relatos convierte a Bruce Wayne en un psiquiatra seguidor de las líneas de investigación de Sigmund Freud, coetáneo de nuestro héroe en este contexto. Wayne invierte la fortuna familiar en hacerse con las riendas del Asilo Arkham con lo que mientras combate a los criminales por la noche, los intenta sanar durante el día. Alan Grant, guionista de esta aventura, lleva al extremo el sentido de la responsabilidad de nuestro héroe y su función como protecto de Gotham, pues no solo se encarga de «limpiar» las calles, sino que se dedica a reinsertar a los villanos.

 

Grant elige un enfoque muy interesante que le permite explorar de manera muy clara las motivaciones de sus personajes, el porqué de su forma de ser. Se le puede criticar que su final es un tanto accidentado, pero la historia deja con tan buen sabor de boca que tampoco supone una gran tragedia.

 

La segunda de las aventuras de este volumen es obra de Chuck Dixon (quien ya haya jugado con los Otros Mundos en obras como La liga de los jinetes) y lleva a Batman hasta los mares del Caribe, para convertirlo en un corsario al servicio del rey Jacobo I. Bruce Wayne, hijo de aristócratas británicos, se mete en el negocio de la piratería por motivos que son revelados durante la trama y -como sucediera por ejemplo con el pirata Roberts de La princesa prometida- su antifaz le ayuda a crear el mito de terror de los mares que le acompaña. Dixon elabora una historia de aventuras de corte muy clásico en la que el dibujo barroco de Alcatena encaja como un guante.

 

A diferencia de lo que propone Grant en su relato, donde adecuaba la mitología del murciélago a su contexto de actuación, Chuck Dixon retuerce los elementos canónicos de Batman para convertirlos en adornos de una historia que tiene más de aventura pulp de piratería que de la narración superheroica y detectivesca que suele ser afín a Batman.

 

Y es aquí donde, a mi juicio, mejor funciona la propuesta: ofrece algo inesperado para el lector, saca a Bruce Wayne y compañía y los saca de verdad de su zona de confort, con todas sus consecuencias. Igual hay a quien este cambio de escenario (u de códigos) tan radical le choca y no consigue entrar en obra, pero si sabéis escapar del inmovilismo fanático encontraréis una aventura entretenidísima, estupendo homenaje a las aventuras de piratería.

 

Como apunte final, por poner un pero, sería interesante que los maquetadores de la editorial española echasen un vistazo a los artículos (rareza que a veces inluye ECC en sus tomos) para que el orden en el que aparecen las historias sea el mismo que el expuesto en los textos. O viceversa, que el prologuista (o «epiloguista», según el caso) atienda al orden en el que saldrán publicados los relatos de las antologías de las que habla.

Acerca de Daniel Lobato

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El padre de todos, pero como a Odín, se me suben constantemente a las barbas. Periodista de vocación cinéfila empecé en deportes (que tiene mucho de película) y ahora dejo semillitas en distintos medios online hablando de cine y cómics. También foteo de cuando en cuando y preparo proyectos audiovisuales.

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