ECC Ediciones presenta el siguiente capítulo del cosmos deceíta, una vez superado el trajín de Death Metal, con la publicación de una serie de tomitos en rústica que, bajo el título conjunto de Estado Futuro, presenta un posible devenir (más cercano o lejano en el tiempo dependiendo del personaje) para sus principales protagonistas. Algunos se cumplirán, otros no, pero todos forman parte de la nueva continuidad de la editorial, en la que toda historia publicada hasta la fecha (ya sea en el marco de los elseworld, en continuidad actual, en tiempos pre Crisis en Tierras Infinitas…) existe en el renacido omniverso DC. Y en estas, se sitúa nuestra protagonista: Yara Flor.
«Qué poca paciencia tienes, hija»
¿Quién es Yara Flor? Nada menos que la llamada a suceder a Diana de Themyscira como Wonder Woman. O puede que no. Y es que esta Wonder Woman no deja muy claras sus afiliaciones, pues mientras que en la primera de las aventuras recogidas en este Estado Futuro: Wonder Woman combina el folclore guaraní (a través de la figura de la caipora) con la mitología de la Antigua Grecia, en la segunda responde directamente ante dos deidaes amazónicas (Iae y Kuat, quienes representan a la Luna y el Sol respectivamente para los mamaiuranos, una tribu del Brasil amazónico). Entonces, ¿existen diversos panteones y cada uno tiene su propia versión de isla Paraíso y de Wonder Woman? ¿O esta versión de Wonder Woman no atiende a los mitos clásicos y ha buscado nuevos patrones? ¿O ahora todos los panteones son uno solo? A falta de algún artículo que contextualice al personaje, hay muchas incógnitas que -suponemos- si Yara tiene continuidad, serán respondidas en el futuro.
Estado Futuro: Wonder Woman recoge dos miniseries de dos capítulos cada una: Wonder Woman y Superman / Wonder Woman. La primera, escrita y dibujada por Joëlle Jones, lleva a la amazona hasta el mismísimo inframundo en una misión de rescate que guarda algunas similitudes con el correspondiente al mito de Eurídice y Orfeo. Jones hace una aguda y muy original representación del inframundo que apela a la tortura de la burocracia y las largas esperas. Aunque más interesante si cabe es la explicación que da Caipora a dicha representación: «Tiene este aspecto. O el que tú creas que tiene. La realidad depende de la perspectiva de cada uno«; lo que nos deja abierta la posibilidad de ver «otros» inframundos.
La aventura es muy dinámica, pero aporta muy poca información sobre Yara y su entorno. De esto se encarga la segunda de las miniseries, en la que la joven amazona brasileña forma equipo con Jon Kent, convertido en Superman. Dan Watters y Leila del Duca formulan un relato bastante simple que más allá de ese aporte de contexto sobre las motivaciones de Yara y el enfoque de Jon respecto a cómo ser Superman, reviste poco interés. Es más, es muy posible que leído el primer capítulo desistáis de continuar.
Estado Futuro: Wonder Woman es un tomo irregular. Con un primer relato muy superior al segundo en todos los aspectos; plantea algunas interesantes ideas respecto al (posible) futuro de dos de los principales símbolos de la editorial más allá de sus encarnaciones actuales, pero que deja también demasiados interrogantes.
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