«Tomad una máscara. Sed alguien«
Cada cierto tiempo DC siente la imperiosa necesidad de contarnos cómo va a ser el futuro de sus personajes. Y cada cierto tiempo nos vemos obligados a olvidar el futuro que nos contó un guionista determinado para sustituirlo por el que viene a continuación. Este mal vicio no es exclusivo de esta editorial (la supuesta Casa de las Ideas nos ha vendido casi más historias de futuros distópicos que políticos corruptos hay en el Congreso), pero me escuece especialmente lo que hace DC porque tengo aún muy reciente el futuro que nos vendió Scott Snyder cuando Batman cumplió los 75 años (¡anda que no ha llovido ya!) y que se vio continuado con la serie de historias que no sólo marcaron el final de su estupenda etapa al frente del Caballero Oscuro, sino que se vieron continuadas con otros relatos de corte futurista como Batman: El Último Caballero de la Tierra que no son para nada tenidos en cuenta a la hora de pergeñar este Estado Futuro.
¡Así que borrón y cuenta nueva! Nos movemos unos años hacia adelante en el tiempo y nos encontramos con una Gotham que ha decidido imponer la ley marcial y pasarse las libertades civiles por el forro de los *%&$, en un fervoroso intento de acabar a la vez con los grandes supervillanos y los héroes enmascarados que han actuado desde hace años al margen de la ley y del orden de la ciudad gótica. Así, un cuerpo privado de seguridad, encabezado por un misterioso Magistrado, impone la ley en una ciudad en la que hasta la policía tiene que rendir cuentas ante esta entidad privada (casi parece que hablara de Madrid). Mientras los abogados al servicio del ayuntamiento se esfuerzan por dar una pátina de legalidad al hecho de que las fuerzas del Magistrado disparen a matar sin que medie provocación, un nuevo Batman trata de aportar algo de justicia a los ciudadanos de esta urbe sometida por el miedo.
«He visto cosas… He hecho cosas… de las que jamás me creí capaz«
Si nos olvidamos de todo lo que hemos leído hasta ahora (recordemos también que El Fin del Mañana también vino a contarnos la historia de una Gotham del futuro que nunca jamás hemos visto cristalizar), nos encontramos con una historia entretenida en la que la identidad de este nuevo Hombre Murciélago (un tanto esperable cuando uno lee que el guionista de la historia es John Ridley, responsable del guión del laureado filme de Doce Años de Esclavitud) es lo de menos y el ver cómo éste se desenvuelve en una ciudad que jamás le había sido tan agresiva es lo que más interesante se me antoja. Pero el problema es que acaban los cuatro capítulos que abarca su historia y me queda claro que poco o nada leeremos más acerca de esta realidad salvo por algún crossover multiversal o algún retorno de este guionista por alguna situación especial. Y resulta muy difícil confiar y creer en una historia cuando uno sabe que ésta será borrada de la continuidad con el siguiente arrebato futurista de la editorial. Contar historias del futuro mola, pero ver cómo el presente nos va acercando a esta próxima realidad debería molar más… y no se invierte ni tiempo ni esfuerzo en hacer que estas visiones cristalicen.
Con lo anterior, nos quedaríamos con que Estado Futuro: El Próximo Batman es una aventurilla medio interesante y poco trascendente, pero el cúmulo de despropósitos que ECC coloca a continuación de la miniserie es tan salvaje que el resultado final del cómic es un álbum incomible y del que duelen cada uno de los casi veinticinco pavazos que ha costado ponerlo en la estantería. A la trama de Batman le sigue una con la Señal, Katana y Relámpago Negro que puede estar medio decente, pero que salta a una sobre los Caballeros de Arkham que provoca bostezos y a unas posteriores con las Batgirls y las Musas de Gotham que… directamente sobran. Muy buenas tienen que ser las historias del resto de las cabeceras de Estado Futuro para que pueda resultar medio interesante la propuesta de DC. Con ésta en particular se han lucido.
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