«Me resistía con todas mis fuerzas a enamorarme de ella«

Hace unos meses fui a ver la película de Morbius con mi pareja. Al cabo de casi dos horas de incongruencias salimos de la sala sin tener muy claro si Sony pretendía reivindicar el personaje de los cómics de Spider-Man o si, por el contrario, buscaba que lo enterráramos en el olvido que se merecen las peores adaptaciones al cine de nuestros personajes de siempre. El personaje que interpretaba Jared Leto tomaba decisiones absurdas, traicionaba a los instintos que se le suponían al antihéroe y se relacionaba con un personaje femenino que no podía ser más accesorio para la trama (buscad por internet el Test de Bechdel y aplicadlo a esta película de, mucho ojo, 2022). Algo parecido me pasa al terminar de leer Manbat: Gritos en la Noche, un cómic que nos trae ECC y que pretende reivindicar a Kirk Langstrom, pero que revolotea con la ceguera de un murciélago mudo sin terminar de dejar claro su mensaje.

Comenzamos con un Kirk que vuelve una vez más a creerse su propia mentira de que es capaz de utilizar su suero para curar a todos los sordos del mundo a la vez que se convierte a sí mismo en el defensor místico de la ciudad de Gotham. El comienzo que nos propone Dave Wielgosz no es nada prometedor y pronto descubrimos que la historia que le sigue es una que hemos leído ya un par de cientos de veces. El suero vuelve a enloquecerle, él trata de arreglarlo todo, lo estropea todo aún más que al principio y al final se le abre una pequeña ventana a la redención con su entrada en la Liga de la Justicia Oscura que capitaneara hace unos años Wonder Woman. Podéis cambiar el título de Manbat por el de casi cualquier otro personaje antiheroico de los cómics estadounidenses (Hulk, Dos Caras, Caballero Luna…) y funcionará prácticamente igual. Es lo que tiene tirar de molde.

«Vivir lo suficiente para poder pedirte perdón por ser un hermano de mierda«

Ni tan siquiera la participación de Harley Quinn me parece que aporte nada necesario. Batman le ha dado múltiples oportunidades a Kirk y las ha desaprovechado, ¿por qué la que le otorga la psicóloga pirada pesa más en la consciencia de este científico? En este punto, vuelve a mi memoria el Test de Bechdel que os mencionaba antes y me paro a confirmar que los personajes femeninos de este cómic nunca llegan a interaccionar y sus intervenciones siempre pivotan en torno a la figura del protagonista de la trama. Quinn apenas le psicoanaliza y le deja ir, Francine se dedica a arreglar sus destrozos y la hermana de Langstrom se limita a ofrecerle un techo en el paréntesis dentro de la acción que presenta este tomo. Los personajes femeninos en este cómic son tres bonitos floreros en los que el protagonista apoya la pesada carga de sus malas decisiones.

Manbat: Gritos en la Noche

Si tengo que buscarle algo positivo a este tomo es el hecho de que reflexiona sobre la capacidad de escuchar frente a la voluntad para hacerlo de una forma efectiva. Al protagonista, aparte de darle oportunidades, le van ofreciendo consejos, instrucciones y advertencias a lo largo de sus ciento y pico páginas que el bueno de Kirk tiene a bien no escuchar. Finalmente, es esta negación y esta manera de cerrarse a la ayuda externa lo que lo conduce a la situación límite que vemos al final del cómic. Sólo cuando el personaje escucha a todas las partes (y comienza a aceptar su propia naturaleza) es cuando de verdad está preparado para avanzar en su vida. Una lección que, si no nos fijamos bien, corre el riesgo de pasar desapercibida en el cómic.