«Saben que no es la amabilidad lo que nos lleva a hacerlo«

Se encamina la serie de Kieron Gillen que publica Panini en nuestro país a un momento crítico, como si no fuera crítico ya el hecho de que Thanos se haya hecho con el puesto de Eterno Supremo y esté haciendo y deshaciendo a su antojo con la Máquina que devuelve a la vida a estos seres creados por los Celestiales. Sin embargo, el hecho de que el Titán Loco esté haciendo de las suyas una vez más es, simplemente, un punto de partida para la gran crisis que se otea en el horizonte y en la que veremos involucrados a los Eternos, los Vengadores y los hombres y mujeres X de Krakoa. Y este camino a la confrontación comienza hoy con una dupla de números que nos muestran la manera en la que los protagonistas tratan de hacerse a la vida en Lemuria después de haber descubierto que sus renacimientos tiene el precio equivalente de vidas humanas inocentes.

En la capital del mundo de los Desviantes, los eternos tratan de aprender a vivir de diferente manera a como lo han hecho a lo largo de los últimos millones de años. Y ahí se me comienza a enarcar la ceja. Porque los Eternos llevan muy mal el cambio y el mismo concepto de aprender supone un cambio en las estructuras mentales al que difícilmente van a lograr acostumbrarse. Los Eternos, casi como ocurre en el filme de Chloé Zhao, tratan de combatir su propia naturaleza en estas dos entregas y, al final de las mismas, más allá de una evolución nos encontramos con la intención de explotar la ‘debilidad’ que trae consigo la capacidad para el cambio de Thanos.

«Matarte sería clemencia… y no sufriré la calumnia de que me llamen clemente«

Sin embargo, lo que es perenne es a la larga y necesariamente lo que debilita a cualquiera. Ya sea un Eterno, un gobierno o un individuo sin poder alguno, el inmovilismo hace que la realidad nos pase por encima y nos deje atrás. Es la falacia del conservadurismo: nada que se mantenga eternamente en una serie de valores inmutables es capaz de medrar y prosperar. ¿Hace falta cambiarlo todo y todo el tiempo? No, ya nos muestran los Desviantes que el cambio rápido y extremo tan sólo conduce al caos y que hay ciertas estructuras y valores que merece la pena conservar, pero hasta las cosas más básicas se benefician del cambio de cuando en cuando. es la base de la genética y, por tanto, de nuestra biología. Millones de años de evolución se deben a bruscos cambios inesperados por la recombinación aleatoria de genes y la acción de factores medioambientales que no somos capaces de controlar.

Eternos #10

Thanos, por su parte, es una criatura de eterno cambio que, sin embargo, busca permanecer inalterable e indestructible para poder llevar a cabo su sagrada misión por los siglos de los siglos. Se engaña el Titán, porque lo que le ha hecho así de temible ha sido siempre su capacidad para reinventarse y prosperar, mientras que el atarse a una máquina que lo traiga de vuelta a la vida no hará sino darle un arma a sus enemigos y evitar que él mismo crezca y evolucione para adaptarse a nuevos entornos. La vida eterna no sólo puede ser una maldición, sino que lleva consigo asociada una serie de peajes que muy pocos estarían dispuestos a pagar.