Joker: La locura según Brian Azzarello

Joker, de Brian Azzarello

Brian Azzarello hacen un sádico y oscuro acercamiento a la figura del Joker. El enemigo por excelencia de Batman tiene en esta obra un retrato que pretende ser uno de los hitos del personaje al estilo de relatos como La broma asesina del genial –y polémico– Alan Moore. Y casi lo consiguen.

 

Gotham presenta una apariencia sucia, desasosegante. Ofrece la imagen de una ciudad enferma y siempre al borde de la locura; reflejo perfecto del protagonista de esta historia, un impulsivo ser que siembra la duda sobre quién está realmente loco, si él o quienes le rodean. La cordura de quien se sabe un perturbado funciona como elemento para provocar al lector, que tan pronto se pone de parte del villano y su –falso– comportamiento ácrata, como siente pavor ante lo extremo de sus actos. En Joker los autores exploran la locura del personaje, cuya caracterización (física y psíquica) influyó sobremanera en la concepción que Chris Nolan y el equipo de El caballero oscuro tenían de él.

 

La diferencia entre ambas interpretaciones del personaje, y lo que hace que aún siendo una excelente narración, esté lejos de las más influyentes dentro del universo gothamita, es que este Joker en el fondo no es más que un mafioso. Es un tipo que viste de locura sus ansias de poder, de ahí lo de «falso comportamiento ácrata», porque lo azaroso de su comportamiento responde no solo a una perturbada idea del mundo como un patio de recreo en el que absolutamente todo vale, sino también a un deseo irrefrenablde de poder. Pretende un caos controlado, un desorden provocado según su criterio y dominio, una contradicción de intereses que lastra el discurso de Azzarello y resta potencial a la historia. Interesante reinterpración del personaje a la que le falta el punto justo de riesgo y decantarse de forma definitiva por una opción.

 

Aún así, el guionista hace interesantes apuestas. La primera es narrar el relato a través de un personaje nuevo, mostrando al Joker desde fuera, a través de los ojos de este. Un ejercicio idéntico al de otro cómic que comentamos no hace mucho (Darth Vader y la prisión fantasma), e igual de efectivo. El lector se pone en la piel de Jonny Frost, un delincuente de anónimo con el que es más fácil llegar a empatizar. Una decisión que también evita al autor tener que dar explicaciones y justificar a su imprevisible protagonista, dando mucha fuerza a la historia. La segunda también está relacionada con Frost y el desenlace de la obra, que pretende jugar con el espectador sembrando ciertas pistas y sutilezas que dan lugar a una lectura tan ambigua como reveladora: «Siempre habrá un Joker».

 

Para despejar suspicacias sobre esto, propongo un ejercicio (ojo a los más avispados, pueden deducirse spoilers): Quedémonos con la cita «Siempre habrá un Joker», revisitemos El Caballero Oscuro de Nolan atendiendo a las explicaciones que da el personaje de Heath Ledger sobre como consiguió su sonrisa y abordemos una nueva lectura de este tomo. Las intenciones de uno y otro son claras al respecto, ¿o no? Brian Azzarello sabe como despertar el interés y alargar la vida del libro, que pide sucesivas lecturas con nuevos ojos.

 

Y mientras que personajes como Harley Queen están francamente desaprovechados, la posición secundaria, casi residual de Batman en la narración (que no en el ambiente) es un verdadero acierto. Todos, incluido el Joker, sabemos que está ahí, aguardando su momento, pero no despliega su capa hasta que no es necesario para la historia.

 

Joker, de Brian Azzarello

 

Con un buen guion que no termina de ser redondo, lo que hace de esta una obra a tener muy en cuenta por los seguidores del universo del cruzado enmascarado es el dibujo de Lee Bermejo. Gran parte de la fuerza que transmite se le debe a su trabajo, un trazo realista con excelente ojo para componer las diferentes viñetas, situando al Joker siempre en el foco de atención, cuidando mucho aspectos como el lenguaje corporal de sus personajes.

 

El cómic editado por ECC incluye, además, las portadas originales, una galería de dibujos e ilustraciones en blanco y negro, así como un pequeño relato de dos páginas que homenajea la tira cómica de Bill Watterson Calvin y Hobbes publicada originalmente en el número #75 de Superman / Batman en 2010.

Acerca de Daniel Lobato

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El padre de todos, pero como a Odín, se me suben constantemente a las barbas. Periodista de vocación cinéfila empecé en deportes (que tiene mucho de película) y ahora dejo semillitas en distintos medios online hablando de cine y cómics. También foteo de cuando en cuando y preparo proyectos audiovisuales.

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