Charles Soule, acompañado de los españoles Javi Pina y Jesús Saiz, se enfrenta a la difícil tarea de echar el cierre a una de las colecciones más interesantes que nos ha traído el reinicio del universo DC. Si bien ha tenido un recorrido mayor que el de su “hermana” Animal Man, al final ha corrido la misma suerte. Parece ser que la integración del sello Vértigo en la continuidad deceíta no ha servido para que sus colecciones hayan logrado (al menos de momento) alzarse con un puesto relevante dentro del universo DC, quedando siempre en un discreto segundo plano.
Los tres tomos que finalizan la cabecera mantienen el tono de los anteriores números, con Alec Holland haciendo de superhéroe y resolviendo situaciones que, en más ocasiones de las que deseadas, ha provocado él mismo con sus decisiones. Soule aborda la nueva situación de La Cosa del Pantano como avatar y único protector del verde. Desaparecido el Parlamento de Árboles, Holland ya no tiene que rendir cuentas a nadie, pero tampoco tiene a quien pedir ayuda cuando las cosas se ponen difíciles.
Superadas las discrepancias internas en el verde, ¿qué retos pondrá a prueba al héroe? Pues otros avatares. El guionista toma la premisa de Mundo putrefacto (el reino de la putrefacción alzándose para dominar a los otros) y expande los reinos, presentando nuevos actores y profundizando así en la mitología de los avatares. En un mundo plagado de superhombres, extraterrestres y seres mágicos o demoníacos, ¿por qué la propia Tierra no iba a generar sus propios defensores? La aparición de nuevos reinos y sus correspondientes avatares generará algunos conflictos, pues todos querrán su parte del pastel.
Así, aunque la caracterización del héroe realizada por Charles Soule no haya alcanzado la trascendencia de autores precedentes, o que las aventuras narradas no vayan a figurar entre las más icónicas del personaje, sí que ha logrado meterse en las entrañas de La Cosa del Pantano para enriquecer su historia. Está por ver si las ideas que ha ido sembrando a lo largo de estos números perduran en el tiempo cuando las recojan sus sucesores. En referencia a la multiplicidad de reinos y avatares, se me ocurre una idea descabellada pero que podría tener su atractivo, ¿un supergrupo de avatares protagonizando sus propias aventuras luchando contra todo aquel que quisiera derruir el ecosistema del planeta?
Como ya hicieran con el capítulo relacionado con Maldad Eterna, ECC se ha saltado su política habitual y ha integrado el episodio relacionado con El Fin del Mañana en la propia colección de Holland, en lugar de meterlo en esos tomos recopilatorios con otras historias que no tienen que interesar necesariamente a los seguidores del personaje. La lectura de este especial resulta muy interesante (e intrigante), pues nos reserva un futuro cercano (cinco años) en el que Arcane vuelve a estar en primera línea, Animal Man se ha “encerrado” en sí mismo y Holland ha emprendido un viaje sin retorno que le han dejado serias secuelas físicas. Y esto último, para un ser que puede regenerarse, solo puede significar que lo peor aún está por llegar.
En la colección Soule se dedica precisamente, a ir dirigiendo al héroe en esa dirección, pero el cese de sus aventuras nos hace preguntarnos si estos ambiciosos planes se quedarán en nada o tendrán continuidad. Solo el tiempo lo dirá, aunque cruzamos los dedos para que alguien, y pronto, recoja el guante y siga por la senda marcada.
El guionista ha hecho su trabajo. Ha contado su travesía y le ha dado un digno cierre a su historia, de tal forma que esta etapa (que ocupa los tomos #4-9) pueda disfrutarse de forma independiente, a partir de algunas nociones básicas de los hechos narrados por Scott Snyder. Algo de agradecer, ya que no obliga al lector a hacerse con todo el material anterior ni le compromete a seguir más allá. Los fans de Charles Soule podrán disfrutar plenamente de esta aventura sin más, y los seguidores del verde tampoco saldrán decepcionados.
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