«El precio que he pagado es más que suficiente para compensar el riesgo«

Ya ha pasado un año desde que ECC le puso punto y final a Noches Oscuras: Metal en España. Y es ahora (bueno, hace un par de meses) que llega a nuestras librerías Los Nuevos Investigadores, un spin-off directo del crossover que se centra en unos personajes que apenas sí se mencionan de pasada en la historia de Scott Snyder y Greg Capullo y que cuentan en los seis números de este tomo con una oportunidad para demostrar que son algo más que una referencia a los cómics de otra época y que los cómics de investigación y aventura aún tienen cabida en este mundo.

Para tratar de hacer más apetecible el bocado DC ha hecho que a Aaron Gillespie (no confundir con el batería de Paramore) le acompañe nada menos que el propio Snyder en la tarea de dotar a un nuevo grupo de investigadores de una trama a la altura de las expectativas. El problema es que para tener a un nuevo equipo de personajes en marcha, hay demasiados elementos recurrentes de series del pasado como para que los que somos nuevos en estas tramas podamos orientarnos sin problemas. Si uno no conoce al Profe, si no sabemos quiénes eran los miembros originales del grupo y si la relación entre los nuevos miembros no queda más que apenas bocetada resulta del todo imposible cogerle gusto a unas historias que no sabemos de dónde vienen ni hacia dónde se dirigen.

«¡Podría pasarme la vida haciendo esto!«

Snyder y Gillespie nos presentan a cuatro personajes rescatados de las mismas garras de la muerte para servir como nuevos investigadores en busca de los recóndito y lo desconocido. Una suerte de Escuadrón Suicida sin villanos a los que derrotar ni más grandes gestas que la búsqueda de unos artefactos de enorme poder diseminados a lo largo y ancho de nuestra realidad. Cada capítulo comienza mostrándonos de dónde viene cada uno de los protagonistas de esta trama, enseñándonos como fue el día de su muerte y qué sentimientos movían sus corazones en aquel momento. Sin embargo, se adivina una urgencia exagerada en este proyecto, porque sus autores no se molestan en construir una relación, más allá de la lucha por la supervivencia, entre los investigadores. Esto se traduce en una serie de aventuras en rápida sucesión que tratan de hacernos olvidar un dato importante: a nadie le importa lo que les pase a los personajes.

Los Nuevos Investigadores

Antes mencionaba al Escuadrón Suicida y no lo hacía de forma gratuita. En la formación que comanda Amanda Waller poco importa cómo se lleven los protagonistas entre sí, su interacción ayuda a aportar profundidad a la trama y añade capas de interés sobre cada personaje, pero la misma colección parte de la premisa de que ninguno de sus miembros es imprescindible y que cualquiera de ellos puede morir en la próxima misión para ser reemplazado por otro villano entre rejas. Sin embargo, en una serie que pretende hacernos creer que sus personajes forman algo parecido a una familia (las semejanzas entre Los Nuevos Investigadores y los Cuatro Fantásticos de Marvel no son pocas) esta carencia se convierte en una pesada lacra capaz de hacer, entre otras cosas, que su serialización se haya visto interrumpida a tan sólo seis números de haber comenzado.