Neil Gaiman regresa con la precuela de su más preciada creación: ¡Sandman!
Han pasado 18 años desde que Neil Gaiman pusiera fin a Sandman, su creación más universal. 18 años de plegarias por parte los fans para que el autor inglés retomara su obra y siguiera relatando su historia sobre el Señor de los Sueños plagada de erudición e imágenes surrealistas. 18 años ha tardado el guionista a sucumbir a las presiones y la tentación monetaria. El anuncio de la preparación de un film sobre su personaje y un presumible buen número de ceros en su talón, han convencido a Neil Gaiman a retomar su historia… pero desde el principio.
Una empresa arriesgada de la que, al menos por lo que ofrece este primer cuadernos, no parece que el escritor haya salido mail parado. Sandman: Obertura nos sitúa en junio de 1915 (9 meses antes del arranque de The Sandman #1), y narra los hechos anteriores al encierro del que escapa el Eterno en su colección original, encontrándonos así ante una precuela de su influyente obra. Sin duda, la opción menos problemática, dado que existía un interés previo por parte de los lectores por saber cómo un ser tan poderoso había sido apresado de tal forma. Las posibilidades para construir un nuevo relato, aún cuando se acotan fuertemente, siguen siendo muchas. Intrigas, traiciones, secretos… una historia de tintes noir casaría muy bien con el espíritu de sus protagonistas y la trama principal. Y esa, a priori, parece ser la opción elegida.
El apostar por una precuela expande también su capacidad para atraer a nuevos lectores. Se les da la posibilidad de entrar en un universo nuevo, liberados de la obligación de adquirir nociones previas sobre los personajes. Lamentablemente para los neófitos, la realidad no es del todo así. Muchos de los actores de la saga original vuelven a aparecer en las páginas de este primer número, algunos con solo una viñeta como presentación. Quienes conocen la historia sonreirán viendo de nuevo a algunos de los más carismáticos personajes del cómic contemporáneo, fieles a su esencia; pero el nuevo lector no cuenta con esos referentes, con lo que si bien el efecto sorpresa está intacto (eso sí, perdiéndose en la obra original para quienes decidan engancharse a ella a través de esta serie), esta primera grapa no termina de ubicarles, obligándoles a ser pacientes y aguardar a siguientes números para que todo vaya cogiendo cuerpo.
La aventura tiene el difícil reto de sorprender a un público resabido y enganchar a los potenciales nuevos seguidores, y vaya si lo consigue. Cuando parece que todo va a trancurrir por los cauces establecidos y conocidos por los seguidores de la obra original, Gaiman se queda con todo el mundo, proponiendo un inesperado giro de aúpa los acontecimientos. Conocemos el final, sí, pero el camino no va a dejar de sorprender número a número. Esto solo es el comienzo del sueño.
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