Tras abordar la figura de Gaudí (con tremebundo éxito entre crítica y público), El Torres echa la mirada aún más atrás para centrarse en otro de los nombres capitales que atesora nuestra historia: Francisco de Goya. El autor malagueño, en colaboración con el dibujante Fran Galán, conforma un relato que traspasa el terror, hablándonos de la propia lucha del acto de crear, así como el retrato de una sociedad (como la actual), llena de contradicciones. En esta entrevista El Torres nos explica algunas de las claves de Goya. Lo sublime terrible (editado por Dibbuks), yendo desde su interés en el personaje de Goya, al trabajo con Galán, o la importancia de las voces femeninas de la historia.
Pregunta: ¿Cómo habéis recibido las nominaciones al Eisner y al Harvey por El fantasma de Gaudí?
Respuesta: Sorpresa. Eso lo resume todo. Creo que el editor, Mike Kennedy, y la gente de Magnetic Press y Lion Forge han hecho un trabajo fenomenal en la producción y la promoción del tebeo. Que la gente llegue a apreciar el trabajo impresionante de Jesús Alonso en los USA no es algo que se pueda conseguir sin una buena labor editorial detrás.
P: Al abordar la obra, ¿qué es lo que te interesaba de la figura de Goya?
R: Goya me ha fascinado desde siempre. Ya hay antecedentes en algún tebeo mío. Pero no quería hacer una biografía sobre Goya, sino explicar un poco ese Goya detrás del Goya. Las tribulaciones del creador y esos subibajas emocionales. Para eso, qué mejor metáfora que usar los recursos del género de terror.
Pero luego viene Goya, te atrapa en su titánica gravedad y uno ya solo puede orbitar en su derredor. Cómo uno aborda la obra y lo que resulta al final son dos cosas distintas.
P: En Las Brujas de Westwood ya le hacíais algún que otro guiño a Goya. ¿Cómo surgieron aquellos homenajes?
R: Siempre digo por ahí que Goya fue el primer maestro del terror. Pero no es porque sí. Algunas de sus pinturas y dibujos son terroríficos porque querían impactar a la audiencia y contarles algo. En las brujas, nos quedamos con el medio y no con el mensaje. Es más un pequeño homenaje pop.
P: Salvando las distancias, ambos cómics guardan ciertos elementos en común, sobre todo respecto a la figura del artista, su tormeto, la lucha con sus demonios…
R: Yo no me considero un artista, y a duras penas un juntaletras. Pero siempre me ha fascinado esa lucha interna de los grandes creadores. Más allá de la simple percepción romántica del artista atribulado que padece para crear, pienso que todo creador se enfrenta a un montón de fantasmas, porque en cada creación está la vida y conflictos de ese creador. Eso sí, cada uno lo hace a su propia manera, y el público acaba percibiéndolode forma distinta.
P: ¿Cómo ha sido el proceso de documentación de Goya. Lo sublime terrible?
R: Doloroso, pero no por escaso, sino por lo contrario. Hay tantísima investigación, tantísima documentación existente, que el problema existía en recortar y expurgar. Al final nos encontrábamos en la disyuntiva de elegir lo que podía servir a la historia, lo que podíamos tergiversar para servir a la historia, y lo que la historia exigía de nosotros.
P: ¿Y el trabajo de adaptación al terror?
R: Eso era más fácil. Está inherente en la obra personal de Goya, todos los recursos, todos los grafismos. El colocarlos en un tebeo de terror es otra cuestión.
P: ¿Cuál ha sido la dinámica de trabajo con Fran Galán, el dibujante?
R: Con Fran es una delicia trabajar porque él tira mucho más del carro que yo. He tenido la suerte de hacer cómics con varios dibujantes así, que son un desafío para uno mismo, que con cada visión de las imágenes que describo en el guión me ponen a prueba y me hacen devanarme los sesos para rizar el rizo aún más. Mis guiones son bastante exhaustivos cuando no los hago en una servilleta. Supongo que me muevo entre esos dos extremos. En el caso de Fran, el guión era exhaustivo pero él tiene la capacidad y potestad de cambiar lo que viera necesario. A cada boceto de página que me mostraba, yo me quedaba pasmado. Recortaba mis diálogos porque él mostraba con una mirada del personaje lo que hacía yo con varias líneas.
P: Háblanos del personaje de la Duquesa de Alba, que es la otra gran protagonista de la obra.
R: Era un personaje muy importante en la vida de Goya, y se ha creado mucha ficción y mucho estudio acerca de su relación con el pintor. Me llamaba mucho la atención de que, a pesar de que por su posición podía saltarse y enfrentarse con las rígidas normas de la sociedad, con ese talante casquivano que se le ha dado en nuestra imaginería, también era una mujer con un gran peso a sus espaldas. No pudo dar hijos a la gran casa noble de la que descendía, y cuya línea prácticamente terminó con ella. Ese enfoque me llamó muchísimo porque encajaba con la otra parte femenina de la historia, Josefa Bayeu, la esposa de Goya. Eran dos caras de la misma moneda.
P: Lo que empezó como una especie de broma parece que terminará concretándose. La trilogía de las Ges. Gaudí, Goya y ahora Galdós… ¿Qué puede aportar Benito Pérez Galdós al imaginario de El Torres?
R: Galdós me encanta desde siempre, porque se aleja mucho de la ficción de género que estoy acostumbrado a escribir, y nos ofrece un retrato de la sociedad e idiosincrasia española que aun hoy día podemos ver como muy cierto. ¡Así que nadie espere vampiros y monstruos en mi tebeo sobre Galdós!
P: Entre tus proyectos está nada menos que Conan. ¿Cómo surge la oportunidad? ¿Qué planes tienes para el personaje?
R: Bueno, creo que me he emocionado y he escrito la historia de Conan que ahora me pide el cuerpo, lo que puede que choque con los deseos de los propietarios de los derechos. Aún estoy esperando la notificación, a ver qué me dicen. Creo que querrán que cambie cosas, pero eso sería despojarlo del espíritu que le quiero dar…
Pero esa historia saldrá, aunque al final no sea bajo el nombre de Conan.
P: Y a modo de curiosidad… ¿hay alguna otra figura de la historia del arte/cultural española que te gustaría abordar?
R: Hay tantísimos, que mejor no digo nada o salta la historia donde menos te esperas.
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