«Estoy aquí porque así lo decidí«
Nuevo arco argumental para la serie de Livewire que publica en España Medusa Cómics. Amanda vuelve a dirigir sus acciones contra el gobierno al descubrir una nueva organización (la PSEP) que está reuniendo a los niños psiot que quedaron activados durante el transcurso de las Harbinger Wars 2 para, en principio, enseñarles a controlar sus poderes y hacer de ellos ciudadanos de provecho (como si de cierto instituto de la zona de Westchester se tratara). Aunque más pronto que tarde descubriremos que, detrás de tan buenas intenciones, se esconde algo mucho más siniestro.
Ya hemos visto otras veces este argumento. De hecho, lo hemos visto tantas veces que la historia que realmente me sorprendería sería una en la que Livewire llegara para desmantelar esta organización y se encontrara con que en la PSEP sólo tratan de hacer el bien. Claro que, ¿quién querría leer una historia así? Y peor aún, ¿sería acaso creíble un planteamiento de tal calaña? ¿Desde cuándo un gobierno ha tratado de hacer algo por el bien de sus ciudadanos? Parecen preguntas de coña, pero nos cuesta imaginar a un ente público tratando de mejorar la vida de las personas sin que hay habido de por medio una revuelta que aplacar o unas elecciones que ganar. Esta es la sociedad que emerge de un ciclo interminable de repeticiones electorales, nos cuesta creer que ningún político se preocupe lo más mínimo por nuestro bienestar.
«Lo que intentamos enseñaros aquí es que todos sois prometedores«
Amargas reflexiones aparte, la PSEP se presenta como un enemigo muy complicado para nuestra protagonista. No sólo por la presencia de niños en sus instalaciones, sino porque se trata de una organización cuyos internos están ahí por decisión propia y que cuenta con una opinión pública favorable. No basta con encontrarles, darles una paliza y liberar a sus rehenes. Primero Amanda ha de demostrar que son los monstruos que ella cree que son y hacérselo ver no sólo a quienes han confiado en la organización para ayudarles a controlar sus poderes, sino también al resto de la gente que les mira con una mezcla de recelo y esperanza.
Mientras espero para ver cómo se desarrolla esta nueva trama, he de detenerme en el magnífico dibujo de Kano, que tan pronto nos regala una colorida imagen que ilustra el paso de nuestra protagonista por el mundo virtual como se explaya en una secuencia de combate como la que vemos un par de líneas más arriba y que acaba de una manera tan sucia y sangrienta como podríamos esperar en una pelea de chicos, pero que no estamos tan acostumbrados a ver (salvo contadas excepciones como la Atomic Blonde de Charlize Theron) en mujeres guerreras, de las que se suele esperar una lucha con muchas florituras y ni una gota de sangre que les afee el rostro o les borre la sonrisa (sí, ya he vuelto con el tema de la Capitana Marvel cinematográfica).
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