Frieren

Frieren #2: ¡Ay, demonios!

FrierenNorma Editorial nos ha traído la segunda entrega del manga Frieren con el que Kanehito Yamada y Tsukasa Abe ofrecen su particular visión de la fantasía épica. Particular porque se centran no en las batallas que forjan a los héroes, sino en el tiempo de paz en el que esos héroes se han convertido en leyendas y sus batallas en motivo de celebraciones y homenajes. Y lo relatan, además, a través de la mirada de un personaje para quien el paso del tiempo (la concepción del mismo) es muy diferente a la nuestra. Para Frieren, la protagonista, los diez años de las aventuras que la convirtieron -junto a sus camaradas- en una heroína no fueron más que un suspiro. ¿Por qué? Porque a diferencia de sus compañeros, ella es una elfa con una esperanza de vida muy por encima de la de cualquier humano.

 

«Es una montaña de tesoros«

 

Siguiendo el devenir del anterior voumen, Frieren y su discípula Fern siguen adelante en su viaje a las tierras del norte en busca del castillo del Rey Demonio, donde descansan las almas de los héroes. Pero, como es de esperar, los contratiempos y altos en el camino son abundantes. Para Frieren esto no supone ningún problema, tiene todo el tiempo del mundo. ¿Que son dos o tres años para alguien que puede vivir varios siglos? Para Fern, sin embargo, cada peaje en el viaje son años que se le escapan, que no podrá recuperar.

 

La serie plantea un interesante conflicto entre ambos personajes, reforzado cuando se suma un tercer miembro a la expedición quien, a su vez, es discípulo de uno de los antiguos compañeros de armas de Frieren. La obra confronta las dos posiciones antagónicas que representan sus personajes: la calma de quien tiene cientos de años por delante y la urgencia de quienes tienen solo unas pocas décadas. Al mismo tiempo, al revivir -en cierta forma- sus antiguos viajes Frieren no solo evoca recuerdos, sino que adquiere nueva perspectiva de su condición y de cómo se mueve el mundo a su alrededor.

 

Frieren

 

Conceptos como la mortalidad, la efimeridad, el legado, linaje, herencia… tienen enorme peso en la premisa y en la noción de los propios personajes. Pero ¡ay! esta suerte de slice of life no puede evitar caer en otros tropos habituales del fanástico medieval y la introspección y reflexión del volumen que abría la serie poco a poco va quedando relegada en favor de la aventura y la acción. Frieren no es un shonen de frenéticas luchas y ritmo endiablado. Se toma su tiempo y se recrea en la cotidianeidad, pero la aparición de la primera verdadera amenaza para las protagonistas rompe el equilibrio de la narración. Yamada y Abe tienen problemas para mantener el foco y no dejarse arrastrar por la vertiente aventurera de la historia.

 

Es cierto que aún queda mucho por recorrer, pero a las primeras de cambio ya han mostrado dificultades para que la dinámica del género no sepulte los temas que quieren tratar. El riesgo de perder el punto diferencial de su planteamiento está muy presente y se ha dejado ver antes de lo esperado. ¿Sabrán reconducir la situación o Frieren se adentrará del todo en los convencionalismos del género?

Acerca de Daniel Lobato

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El padre de todos, pero como a Odín, se me suben constantemente a las barbas. Periodista de vocación cinéfila empecé en deportes (que tiene mucho de película) y ahora dejo semillitas en distintos medios online hablando de cine y cómics. También foteo de cuando en cuando y preparo proyectos audiovisuales.

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