Corporación-X

Corporación-X. Simplemente superiores: Librealismo mal

¿Qué pretende Corporación-X? Aún después de terminar su lectura, seguimos sin tenerlo muy claro, principalmente porque el objeto de la serie y de los personajes protagonistas resulta redundante respecto a lo narrado en otras colecciones, entrando incluso en contradicción con algunas de las ideas que se daban por normas en el skyline krakoano.

 

Corporación-X

 

La más importante de todas es la de la propia función de la Corporación-X, una empresa creada para defender los intereses mutantes en el mundo humano, en especial para tratar la venta de medicamentos krakoanos (aunque luego se expande a las telecomunicaciones y otras innovaciones tecnológicas). Además, en la serie se habla de la posibilidad de que otros mutantes creen sus propias empresas para dedicarse al mismo negocio. ¿En qué lugar deja este escenario a Emma Frost y su Sociedad Mercantil Fuego Infernal? Hasta donde sabíamos -o creíamos haber entendido-, esta compañía era la encargada de controlar la venta (tanto la legal como la del mercado negro) de los medicamentos krakoanos, dada la importancia estratégica de los mismos para la política de la nación mutante. Pero ahora Tini Howard propone un liberalismo económico que choca frontalmente con la política centralizada del Consejo Silencioso.

 

Y aunque la idea de dedicar una serie a los asuntos empresariales (con su salseo en forma de conspiraciones y traiciones) parecía una interesantísima idea, más aún cuando las colecciones dadas a explorar las cuestiones político-económicas (Patrulla-X y Merodeadores) han ido dejándolas en segundo plano; la ejecución no es la apropiada. Por un lado por lo ya dicho, no aprovechar los elementos existentes y saltarse las reglas establecidas entrando en conflicto con el resto de la franquicia; y por otro no dotar del carisma suficiente a la serie en sí. Este es quizás el mayor defecto del tomo publicado por Panini Cómics: Corporación-X no cuenta nada relevante. Aburre.

 

Tini Howard plantea un argumento centrado en la búsqueda por parte de Ángel y Monet de avriso miembros que completen la junta de Corporación-X (de la que ellos, junto a Charles Xavier, son los máximos responsables), al tiempo que hacen frente a empresas (humanas) rivales que quieren desestabilizar la suya antes de su puesta de largo en los mercados.

 

La guionista quiere hablar del espionaje industrial, del juego sucio en las sombras, de la competitividad incluso entre los propios socios de una misma empresa… busca explorar el fango bajo el glamour de las grandes corporaciones, pero en ningún momento llega a dar con la tecla. Las tiranteces entre la pareja protagonista son excesivas, hasta el punto de que se les acaba cogiendo cierto coraje, el reparto de secundarios -esto ya es más subjetivo- no es llamativo, y el tono general nunca termina de estar del todo definido: a veces deja salir un atisbo de comedia, otras pretende tomarse demasiado en serio, o coquetea con el thriller y luego deriva a una historia más personal… En general, Corporación-X resulta irrelevante y aburrida. Al no definir el tono e intenciones de la obra, es muy complicado que esta fluya y resulte dinámica, llegando un punto en el que la tentación de abandonar la lectura es fortísima. En el abanico de propuestas que ofrece el cosmos krakoano, Corporación-X es de las que podemos marcar como prescindibles o fallidas, quizás al nivel de aquella Ángeles caídos de inicios de Amanecer de X.

Acerca de Daniel Lobato

Avatar de Daniel Lobato

El padre de todos, pero como a Odín, se me suben constantemente a las barbas. Periodista de vocación cinéfila empecé en deportes (que tiene mucho de película) y ahora dejo semillitas en distintos medios online hablando de cine y cómics. También foteo de cuando en cuando y preparo proyectos audiovisuales.

Deja un comentario:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Artículos relacionados