«La ciencia finalmente tenía una respuesta para la muerte«
Pequeño paréntesis en el universo Marvel para que Gerry Duggan, en un cómic que inicialmente iba a formar parte de la colección de los Guardianes de la Galaxia pero que finalmente se ha decidido que funcione por separado, nos presente a uno de los actores esenciales de la saga que está por venir y que va a desembocar en el próximo gran evento de la Casa de las Ideas. Adam Warlock llevaba años sin dejarse ver por las páginas de los cómics de la editorial Norteamericana y, como suele ocurrir en estos casos, los editores han considerado necesario que alguien nos ponga sobre aviso acerca de este interesante mozo.
El cómic, que merced al siempre maravilloso trabajo de Michael Allred evoca constantemente a tiempos pretéritos y una manera distinta de ver los cómics de superhéroes, nos presenta al clásico Adam de Jim Starlin, desde el momento de su creación (Warlock es un ser humano creado, no nacido) y hasta el de su muerte en su lucha con Thanos y su reclusión dentro de su propia Gema Alma. Ahí es donde va Duggan a buscarle para (previo guiño a todo lo que hemos leído hasta ahora acerca de la búsqueda de Gamora) llevarle al fin de los tiempos y, desde ahí, mostrarle todo lo que puede salir mal y que se debe evitar en un pasado año de 2018, cuando las Gemas del Infinito volvieron a hacer acto de presencia en el mundo superheroico.
«El futuro debe ser sombrío para que él te envíe aquí«
El objetivo del cómic es claro: darnos a conocer a un personaje que es a la vez muy antiguo y muy desconocido para los lectores de nuevo cuño. Así, la relevancia del mismo de cara a la saga que está a punto de comenzar es limitada, circunscribiéndose su utilidad al ámbito de los lectores noveles. Sin embargo, el tono utilizado por Duggan y los dibujos de Allred son tan evocadores que la lectura de este número pasa a ser esencial para recuperar parte del espíritu perdido de otras épocas en las que los héroes eran seres inalcanzables y los conceptos del bien y del mal eran absolutos. Sí, era la infancia de la industria del cómic, pero también, en parte, fue la infancia de todos nosotros.
¿Debería entonces invertir los casi tres pavetes que cuesta el cómic? Pues depende. Si os mola el dibujo de Allred, este cómic os va a encantar, es como tener un extra perdido de su etapa en Estela Plateada de pronto entre las manos. Su estilo es inconfundible y, en ocasiones, sus imágenes se meriendan al guión de Duggan. Si no, tenemos un número que apenas sí rasca la superficie del evento (tened en cuenta que la verdadera introducción la tendremos con Cuanta Atrás a Infinito #0, esto no es ni un prólogo) y que os podéis saltar sin que ningún hilo argumental quede suelto. Avisados quedáis.
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