«¿Esto es el pasado? ¿O el futuro?«
No estoy muy seguro de qué acabo de leer. ¿Ha sido el último número de Gerry Duggan al frente de los Guardianes? ¿Un descanso en su publicación mientras el autor se lanza a por las Gemas del Infinito? ¿La cancelación descarada de una serie que, pese a haber sabido jugar sus diferencias con la etapa de Brian Michael Bendis, no ha vendido en Estados Unidos tanto como se esperaba? La verdad es que espero que no sea esto último. Si algo estamos viendo en estos últimos meses es que los Guardianes parecen estar gafados, tanto a nivel comiquero (con las alas cortadas en forma de evento antes de echar a volar) como a nivel cinematográfico con las noticias alrededor de James Gunn suscitadas por el gilipollismo imperante en Twitter y la incapacidad de las grandes empresas, como Disney, para diferenciar a los anormales de internet de las personas equilibradas.
Porque aplaudimos cada vez que la cíber-hemeroteca se cobra alguna víctima (políticos en su gran mayoría) a la que tenemos ganas, pero, ¿qué pasa cuando aplicamos la misma fórmula a algún tipo que nos caía realmente bien, que estaba haciendo su trabajo y que nos gustaba como lo hacía? ¿Cuántos de nosotros soportaríamos un escrutinio a los últimos diez años de publicaciones disparatadas? Imaginad la situación: una entrevista de trabajo en una importante empresa (o en la start-up de vuestros sueños, o en una peluquería, me es igual) y de pronto la entrevistadora y probable jefa se levanta y os dice ‘Lo siento, pero, ¿recuerdas la borrachera que pillaste en segundo de Bachillerato y el compañero tuyo al que pintastéis la cara con esvásticas mientras dormía? Bueno, pues Internet se acuerda y aquí no vamos a contratar a un maldito nazi‘. Y a la calle. Porque en el instituto te hizo gracia dibujar un símbolo cuyo significado apenas conocías. O que conocías, pero que, en el momento, no dabas la importancia que merecía.
Vivimos una época maravillosa.
«Supongo que todos lo veíamos venir«
Volviendo al cómic que nos ocupa hoy, nos encontramos con que la historia de Groot queda en suspense (espero que tenga muchísimo que ver con la búsqueda de las Gemas, porque si no olvidaos), con que Drax, que parecía ir encontrando la paz con sigo mismo, sufre una recaída que lo separa del grupo y con que el mismo grupo vuelve a entrar en tensión ante lo que parecen dos planes antagónicos: recuperar al Groot de siempre o lanzarse de cabeza a la carrera por las Gemas del Infinito. Según las cabeceras que se avecinan la respuesta parece ser clara, pero estando Duggan al frente de las mismas siempre nos quedará la esperanza de que las utilice como vehículo para terminar de contar la historia que pretendía escribir e hilarla con el primer macro-evento de la época sin crossovers que iba a ser Legacy. En fin, es muy triste que nuestras esperanzas de un tiempo a esta parte no sean que tal o cual autor vayan por tal o cual lugar, sino que la editorial que los dirige y da de comer les deje trabajar en paz…
El cómic sigue, por tanto, la tónica divertida y desenfadada que Duggan ha imprimido a su etapa, pero nos deja con la sensación de una historia sin cerrar que difícilmente se nos quitará con el cierre de tramas a lo largo de Cuenta Atrás a Infinito y que, llegados al caso en el que (en caso de que Disney no le encuentre reemplazo a James Gunn) no llegue a existir la tercera parte de la contrapartida cinematográfica del grupo, dejará muy e el aire el retorno de la cabecera después del crossover. Crucemos los dedos.
Deja un comentario: