Después de un largo impasse obligado por el desenlace de la saga compartida entre Spidey y Masacre, es hora de que Dan Slott vuelva a la cabecera que más quebraderos de cabeza le ha dado. Han sido muchos los sobresaltos que el escritor ha dado a los fervientes seguidores del hombre araña, trastocando «el estado natural de las cosas» convirtiéndolo en millonario o incluso acabando con su vida. Gustase o no, con Slott aburrirse ha sido tarea imposible. Y en esta montaña rusa que es la vida de Peter en sus manos, toca una suerte de vuelta a los orígenes.

El maremágnum editorial de los últimos tiempos ha querido que este enésimo terremoto en la vida de Parker coincidiera con la iniciativa Marvel Legacy, que tiene como misión recuperar el estatus clásico de sus personajes… lo que en la vida de Spiderman consiste en ser perseguido por parte de la prensa y «malvivir» como un neoyorkino medio para intentar compaginar sus dos identidades. La diferencia principal (y aquí la enésima genialidad de Slott) radica en que el señalado como amenaza para Nueva York no es el amistoso trepamuros, sino el propio Peter Parker.

El título del cuaderno pubicado por Panini Cómics no puede ser más explícito al respecto: La caída de Parker. Hay que tener en cuenta no solo que estamos en un momento en que la planta noble de Marvel Comics quiere retornar a una situación en la que sus personajes sean reconocibles para los lectores más veteranos, sino que Dan Slott está encarando la fase final de su larga etapa al frente del trepamuros, y debe dejar un escenario sin demasiados obstáculos para que quien le sustituya pueda jugar con el personaje como quiera.

Aún llegando a su inevitable final al frente de las aventuras del trepamuros (pronto le veremos en Iron Man y Los 4 Fantásticos), Dan Slott no se acomoda y sigue dando lo mejor de sí ¡y acompañado de Stuart Immonen! ¿Se puede pedir más? La Antorcha Humana, un ejército de robots enloquecidos, a vueltas con el Daily Bugle, el incipiente romance con Bobbi Morse… Este El Asombroso Spiderman #139 no nos da tregua.