Nada como celebrar un número redondo (en este caso el número #50 de la actual etapa USA) para volver a viejas costumbres y hacer grandes revelaciones; aunque, como es el caso, la sorpresa no fuera el qué, sino el cuándo. El número #33 del Asombroso Spiderman de Panini Cómics desenmascara, por fin, a Norman Osborn y sus intenciones.

 

“Peter Parker no es Spiderman”

 

Al menos a una parte de él. Porque Zeb Wells ha jugado a recuperar al Duende primigenio, aquel que no fuera enteramente Osborn, sino una personalidad independiente dentro de él. Es, quizás, una forma de decirnos que la conversión de Norman durante la saga del Comepecados de la etapa de Nick Spencer fue genuina, que realmente se había reformado y estaba intentando enderezar su vida y quería ayudar a Pete de corazón. Y también es una forma de mantener la coherencia respecto a su propio trabajo respecto a los argumentos de la Reina Duende y de Kraven… y el Spider-Duende: ese Peter transformado por los pecados de Norman y la esencia del Duende.

 

 

La portada, de McGuinness y Menyz, es tremendamente ilustrativa respecto al contenido del capítulo: un duelo a cara de perro entre Spiderman y su eterno enemigo. Entre medias, otro villano que llevaba tiempo en segundo plano, pero al que Wells había ido dejando ver aquí y allá en los últimos tiempos, con el objetivo puesto en una nueva reunión siniestra. Es decir, lejos de ser el clímax de la fase actual de la etapa, el retorno del Duende es el prólogo a dicho clímax.

 

Pero menudo prólogo. Wells escribe para disfrute y deleite de Ed McGuinness, que nos regala algunas splash pages (algunas a doble página) que muchos aficionados querrían tener enmarcadas en sus paredes. El dibujo es lo mejor de un capítulo que, por lo demás, refleja a la perfección la etapa de Wells como guionista arácnido: mucho ruido y pocas nueces.

 

«¿Qué me hiciste?«

 

Como celebración que se precie, este The Amazing Spider-Man #50-LGY(#944) USA incluye un puñado de breves relatos que dan color al tomo y entre las que encontramos divertidos guiones de, por ejemplo, Lee Gatlin o Terry Dodson. Ojalá Panini Cómics publicara alguna recopilación con las mejores de estas historias, que al final, como complementos que son, muchas se pierden con el paso de las reediciones y cambios de formatos, habiendo entre ellas algunas auténticas joyas.