La escritora Justina Ireland toma todo el protagonismo en la tercera parte de Las ocho muertes de Spiderman editada por Panini Cómics. Los acontecimientos de la anterior entrega dieron como resultado el abandono de Spiderman de sus responsabilidades como vigilante y campeón de la Tierra en esta mágica aventura dispuesta por Muerte para el trepamuros. El peso de tantas pérdidas y la sensación de futilidad de su misión han terminado haciendo mella en Parker.
«Ahora entiendo… el poder»
El acercamiento que hace Ireland a este particular «¡Spiderman nunca más!» es bastante interesante en cuanto a que está marcado por la inevitabilidad de la muerte, pero al mismo tiempo aboga por rechazar el determinismo del destino. Obviamente trata estas cuestiones de forma muy superficial, pero que su lectura esté ahí le aporta un atractivo matiz a un tema (Spiderman abandonando sus responsabilidades heroicas) tratado en unas cuantas ocasiones a lo largo de la historia del personaje.
Por el camino, a nuestro pesar, la aventura pierde el componente lúdico de las imaginativas luchas contra los vástagos de Cyttorak y toma una estructura mucho más convencional con el villano de turno amasando poder y planeando hacerse con el dominio total. La trama coge un cariz rutinario que genera cierto desinterés de cara a su resolución.
Otra de las aristas que faltaban por llegar era la aparición de Cain Marko; inevitable al tratarse de un personaje «bendecido» por los poderes de Cyttorak. El caso es que al formar parte de una de las alineaciones actuales de la Patrulla-X (la de Scott Summers), su presencia trae consigo la del equipo mutante. Y es que de un tiempo a esta parte Marko ha pasado a engrosar la lista de villanos reconvertidos en héroes. El hermano de Charles Xavier es ahora un buen tipo y miembro destacado de la comunidad mutante, lo que implica que cuando actúa, lo hace acompañado de la Patrulla-X.
Es posible que el cambio de tercio en la trama esté condicionado por la presencia de los mutantes. Juggernaut no es Lobezno o Tormenta, que tienen el carisma suficiente como para dejarse caer por series ajenas en solitario; este, en su condición de héroe, necesita de sus aliados. Y ahí están, llenando el vacío que supone la renuncia de Spiderman y convirtiendo esta saga en una suerte de crossover con la colección de Jed MacKay. Ahora bien, ¿tiene algún encaje en la actualidad mutante? Realmente no. Bastante tienen Cíclope y los suyos como para preocuparse de otras cuestiones, así que Ireland se cuida de omitir cualquier guiño o alusión al desarrollo de su propia serie.
Esto también es debido a uno de los aspectos que hemos comentado desde el arranque de la saga: Las ocho muertes de Spiderman está concebida como historia de transición, sin mayor peso en la continuidad más allá de su encaje en Un mundo bajo Muerte. Igual nos sorprenden, pero raro será que haya consecuencias que escapen de estas páginas; y mucho menos en lo referente a los mutantes.


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