El Castigador #2

El Castigador #2: Desmitificando al antihéroe

El Castigador #2«El terapeuta te dice que tus padres están muy preocupados«

 

Marvel se ha propuesto recuperar al Castigador de las garras de la extrema derecha estadounidense (cuyo símbolo de alguna manera han hecho suyo algunos de los especímenes más indeseables de la especie humana). El tema es, ¿cómo se recupera a un personaje cuya lucha por ‘limpiar’ las calles ha sido asimilada por una jauría como la excusa para expresar su odio por las minorías? La respuesta a la que han llegado tanto la Casa de las Ideas como Jason Aaron ha sido la de explorar en profundidad la psicología de este personaje para exponerlo como lo que realmente ha sido siempre: un hombre enfermo más cercano a la villanía que al concepto clásico de héroe y con una manera retorcida de dar salida a sus impulsos violentos. Aaron se está dedicando a convertir a Frank Castle en una versión mucho más ruidosa y sangrienta de Dexter, el criminal asesino en serie que nos aterrorizara en televisión (y a través de las novelas en las que estaba basado el personaje) hace unos años ya.

 

Lo que se nos está contando ahora (y que es perfectamente compatible con gran parte de lo que hemos leído hasta la fecha sobre el antihéroe) es que Castle no se convirtió en la máquina de matar que es hoy tras el asesinato de su mujer, sus hijos y prácticamente todos sus amigos, sino que el Castigador habría sentido una fascinación por la violencia muy cercana a la psicopatía (y muy probablemente hundiéndose en ella) desde su tierna infancia. Aaron se encarga así de borrar de un plumazo esa sensación que teníamos al leer sobre Castle de que era un hombre torturado por un terrible trauma que sacaba las cosas de quicio, pero que de alguna manera hacía lo que todos habíamos soñado en secreto alguna vez. En su lugar el autor nos presenta a un personaje retorcido que pronto descubre que la violencia puede estar permitida (e incluso bien vista) sis sabe bien cómo elegir a sus objetivos: no es lo mismo matar pequeños animales y esconderlos en casa que darles palizas a aquellos que abusan de sus semejantes. Y la humanidad está repleta de sujetos que andan pidiendo una buena paliza o, a sus ojos, castigos peores.

 

«Dime Frank… ¿alguno de estos te pertenece?«

 

Queda por ver si la jugada le sale bien a la Casa de las Ideas. Sinceramente, estoy muy a favor de convertir en un monstruo a quien los descerebrados escojan como su adalid de la justicia, pero muy poco efecto tendrá la maniobra si no vemos esta historia apareciendo por todas partes. Mañana yo podría escribir un fanfic en el que apareciera Hitlter vestido de sirvienta y con un demonio metiéndole piñas por el culo y nadie se enteraría, sin embargo los miles de espectadores que fueron a ver la película de Little Nicky al cine hace años acabarían de ver muy vívida esta imagen en sus cabezas si estuvieran leyendo este artículo. El efecto final de esta maniobra no lo va a dar la calidad de la obra (que también) sino el impacto de la misma en futuras colecciones de la Casa de las Ideas y en la imagen que se dé del personaje de ahora en adelante en la pequeña y la gran pantalla.

 

El Castigador #2

El Castigador #2

 

Reflexiones aparte, la nueva colección de Aaron sigue pareciéndome una excelente noticia sobre el guionista de cómics. Con cada número que leo se refuerza mi impresión de que Jason se siente más cómodo no sólo escribiendo sobre pocos personajes, sino con series un poco más alejadas del foco de la continuidad editorial. Su paso al frente de los Vengadores está siendo mucho más que discutido y, sin embargo, en esta colección volvemos a sentirlo como pez en el agua. Que así sea.

Acerca de RJ Prous

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En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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