¿Quién ha dicho que tener poderes obliga necesariamente a hacer el bien? Ni a Hank Pym ni a Scott Lang les ha ido especialmente bien: Uno es responsable de la creación de Ultrón y su carrera se ha visto lastrada por sus problemas personales, y el otro, además de pasar un tiempo en la cárcel, ha visto morir a su hija.
Quizás sabedor de estos antecedentes, Eric O’Grady ha decidido tomar otro camino como el Hombre Hormiga. No encontraremos heroísmo, tampoco nobleza o valentía, sino todo lo contrario. Robert Kirkman tendría manga ancha para escribir todo lo que no debe ser un superhéroe: egoísta, rastrero, mentiroso, manipulador, ladrón… un tipo despreciable, con todas sus letras.
Dentro de la línea Colección Extra Superhéroes, Panini ha tenido a bien publicar de forma íntegra la serie dedicada al tercer Hombre Hormiga escrita por el creador de The Walking Dead e ilustrada por Phil Hester y Cory Walker. Una fantástica oportunidad para disfrutar de un ejemplo de libertad creativa dentro de la propia editorial y un recorrido por algunas de las sagas más importantes de los últimos años.
Al igual que Peter Milligan en su última miniserie dedicada a Doop, Kirkman desarrolla las aventuras de su personaje mostrando varios acontecimientos destacados como telón de fondo. Así, encontramos menciones a eventos como Civil War o incluso nos cruzamos de bruces con World War Hulk, en lo que supone un excelente ejercicio de integración de la colección dentro de la continuidad del universo Marvel sin renunciar a sus principios. Incluso recupera conceptos tan atractivos (pero con escasa repercusión) como Control de Daños, esa organización dedicada a reconstruir los destrozos provocados por los grandes héroes en sus luchas diarias contra los malvados de turno.
El incorregible Hombre Hormiga es una serie difícil en cuanto a que resulta muy complicado empatizar con su protagonista. De hecho durante buena parte de la misma O’Grady hace todo lo posible para despertar nuestro desprecio y nuestro odio. Siempre que tiene la oportunidad de hacer el bien, hace justo lo contrario, pisoteando a los demás en beneficio propio. Un hombre así, ¿qué no haría con el traje del Hombre Hormiga? Exacto, usarlo para sus propios intereses. Algunos de sus comportamientos pueden llegar a hacer gracia y responder a posibles fantasías (como espiar a chicas desnudas en la ducha) y otras muestran un absoluto desdén hacia todo lo que sea sinónimo de honradez o responsabilidad. Así, podemos verle saqueando en escenarios que han sufrido peleas entre superhumanos o dejando tirada a su pareja en cuanto descubre que esta tiene un crío.
Los primeros números de la colección requieren paciencia por parte del lector por todos estos motivos. A diferencia de otras series protagonizadas por villanos y tipos de moral ambigua, Kirkman no pretende (al menos no de inicio) justificar el comportamiento de su protagonista, ni intenta “rebajar” su naturaleza obligándole a buscar el camino de la redención. No. Lo que vemos es lo que hay. Una apuesta arriesgada, pero que da muy buenos resultados. Una vez que el personaje se relaja y aprende a disfrutar de su condición (durante la primera parte de la lectura es acosado continuamente, obligado a huir sin descanso), el lector también lo hace y asistimos a algunas de las secuencias más divertidas de la colección. El incorregible Hombre Hormiga es un cómic para quienes busquen nuevas emociones y estén hartos del cánon superheroico tradicional.
Ahora que se estrena Ant-Man en cines es el mejor momento para acercarse a este tebeo y poder apreciar las dos caras de la moneda.
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