«Ya me he planteado todos mis puntos ciegos, gracias…«

Volvemos al fango.

Todos los héroes (el Doctor Extraño cuando se quedó sin magia, el Capitán América cuando fue despojado del título, los mutantes en todo momento menos en Krakoa…) han pasado alguna vez por alguna época de caída y posterior renacimiento. Este tipo de historias son sencillas, permiten a los guionistas escribir de algo tan jorobado como la caída del héroe y, además, dan pie a nuevos planteamientos para personajes muy trillados, con sus consiguientes rediseños, nuevos compañeros, aventuras o escenarios. De entre todos los héroes de la Casa de las Ideas, puede que Tony Stark sea el que más veces haya pasado por este ciclo con recaídas en su alcoholismo, quiebras en su empresa, juicios, huidas y un sinfín de etcéteras. Esta nueva etapa de Gerry Duggan que llega ahora a su quinta entrega en las páginas de Panini no es sino la enésima iteración de un carrusel de acontecimientos que los fans del personaje estamos más que acostumbrados a contemplar.

La presencia ahora de Feilong no sería más que anecdótica si no fuera porque Duggan está escribiendo a la vez un título mutante (la Patrulla-X) y se ve claramente que el guionista tiene intención de aprovechar la situación para que el mundo tecnológico de Tony y el mutante de Emma Frost se ‘mezclen’ en todos los sentidos de la palabra. En estos cinco primeros números hemos visto a Tony perderlo todo a manos del magnate nacido en las páginas de la nueva era mutante (especialmente cruel me parece lo de los vídeos dejados por Howard Stark a su hijastro; espero que la Reina Blanca tenga algo que decir al respecto…) que, además, va a utilizar los recursos de la que fuera su empresa para proseguir con su particular cruzada contra los homo superior (lo profundamente ligados que van a estar estos dos mundos lo volveremos a ver en noviembre y, según Panini, en enero del año que viene).

«Creo que a veces esa es la verdadera razón de que me abstuviera de una identidad secreta«

Con todo, un servidor no puede sino aburrirse un poquito con tanta caída y renacimiento del personaje. No digo que tenga que irle todo maravillosamente bien al bueno de Tony, pero si yo tuviera que invertir dinero en el mundo de las series marvelitas, probablemente me abstendría de hacerlo en una compañía como Stark Ilimitado, que un día parte la pana y al siguiente ha sido adquirida por un maquiavélico hombre de piel roja que lanza rayos por la boca. Aparte, me parece también algo absurda la manera en que Feilong encuentra los rollos de filme sobre Howard Stark, unos rollos que el propio Stark senior afirma que dejó donde su hijo pudiera encontrarlos sin problema, pero que se han podrido en un almacén hasta que el magnate asiático ha decidido rascar el cuadro tras el que se escondían. Una de dos: o no era tan obvio y Howard sobreestimó a su hijo, o a Duggan no se le ocurría donde esconderlos y se acercaba la fecha de entrega del cómic de este mes.

El Invencible Iron Man #5 (#150)

Volveremos a ver a Tony alzarse (aunque en esta ocasión habrá que ponerle el apellido de ‘a pesar de los mutantes’) y la pregunta que me surge es: ¿hasta cuándo? En un momento de la Historia en el que muchos autores tratan de refugiarse en mundos mágicos o nuevas oportunidades (ya os hablé el otro día de los isekais en mi artículo sobre My Hero Academia #36), Duggan parece revolcarse a placer en el lodo en el que ha hundido al personaje principal de la serie que escribe y tanta vuelta a los inicios y tanto reseteo del personaje terminan por cansar a alguien que ya le ha visto fracasar de todas las formas posibles.