Josephine

Fatale. Integral #2: Fugitiva

FatalePanini se ha dado prisa para completar la reedición en formato integral de Fatale, la obra de Ed Brubaker y Sean Phillips que mezcla los códigos del noir y el terror lovecraftiano. Y es que si en verano pudimos echar un vistazo al cómic, ahora, en la víspera de Halloween, le hincamos el diente al segundo tomo.

 

Fatale fue concebida como una colección de 24 números en formato grapa, una serialización que repercutiría irremediablemente en su propia concepción, haciendo que cada entrega terminara (por lo general) con un cliffhanger que mantuviera la tensión y el interés de los lectores siempre en todo lo alto y marcando fuertemente la continuidad de la historia. ¿A dónde voy con esto? A que en su edición en tomo la lectura se vuelve mucho más intensa, no tenemos ese mes de espera entre un capítulo y otro, sino que estamos «obligados» a devorar la lectura de una tacada. Brubaker y Phillips hacen con el público lo mismo que Josephine con los hombres que la conocen, nos sugestionan de tal forma que ya solo pensamos en su obra, en leerla, poseerla y disfrutarla como si no hubiera un mañana.

 

Este segundo integral incluye los libros tres a cinco de la anterior edición publicada por Panini Cómics. Tomando los libros como capítulos, el primero vendría a funcionar como interludio para descansar de la trama principal que venimos siguiendo desde el volumen anterior, y darnos las herramientas necesarias para entrar de lleno en la segunda y definitiva parte de Fatale (libros cuatro y cinco). En este libro tres se resuelven muchas dudas en torno a Josephine (y surgen otras nuevas), se subraya y profundiza en su condición de fugitiva, de presa que huye de un mal arcano, y se cierran algunas de las lagunas que habían ido apareciendo en el integral anterior, de forma que se establece una cronología más clara de la historia.

 

Es interesante esta lectura de Josephine como fugitiva. Si en el anterior tomo su mera presencia ya era un misterio (que traía de cabeza a todo el mundo, empezando por un desdichado Nicolas Lash), el conocimiento de nuevas informaciones a su alrededor acrecienta el componente de terror de la historia. El peligro se percibe más palpable, su origen sigue siendo difuso, pero es implacable. Por más que Jo huya o se esconda, sabe (y sabemos) que el mal del que huye la va a encontrar, de una u otra forma. A más peligro, mayor es el miedo.

 

Josephine

 

La historia se convierte en una cacería. O en una persecución. Según avanzan los dos últimos capítulos la necesidad de conocer se vuelve más evidente para poder hacer frente al terror estigio que quiere apoderarse de Jo. Pero ese conocimiento, como decíamos, no garantiza ninguna seguridad, sino que hace más visible el peligro y su terrorífica naturaleza. En este sentido Brubaker juega muy bien con los tiempos. La trama siempre va avanzando, pero exige una lectura activa, pendiente de los detalles, pues todos son importantes.

 

Hasta que todo explota, las tramas de Jo y Nicolas se funden en una y llega el tiempo de las revelaciones. Brubaker no lo pone fácil, porque finalizada la lectura algunos secretos quedan ocultos, y otras explicaciones adquieren un cariz ambiguo, libres a la interpretación que queramos o sepamos darle.

Acerca de Daniel Lobato

Avatar de Daniel Lobato

El padre de todos, pero como a Odín, se me suben constantemente a las barbas. Periodista de vocación cinéfila empecé en deportes (que tiene mucho de película) y ahora dejo semillitas en distintos medios online hablando de cine y cómics. También foteo de cuando en cuando y preparo proyectos audiovisuales.

Deja un comentario:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Artículos relacionados