Fuerza-V

Fuerza-V: Con fecha de caducidad

Fuerza-VPanini Cómics recupera en un integral, dentro de su línea Marvel Deluxe, los dos volúmenes de Fuerza-V, la miniserie surgida en el contexto de las Secret Wars de Jonathan Hickman y la malograda cabecera que siguió a aquella y finalizó con la resolución de la segunda guerra civil marvelita.

 

«Bien hecho, Hulka ¡Lo apruebo!»

 

La de Fuerza-V fue una bienintencionada aventura que explica su precocidad por la concretísima naturaleza de su creación. Los primeros números son una pasada y forman una de las aventuras más destacadas del crisol de realidades surgidas en Secret Wars. Tal fue así que fue de las pocas series que cruzó el charco en formato grapa y no cubriendo huecos de otras colecciones o recopilada en tomo. Las semejanzas con la Themyscira deceíta son sutiles, pero son: una isla que vive en paz, al margen de las guerras y conflictos del resto del mundo, y gobernada por nada menos que Hulka, la amazona esmeralda, y algunas de las heroínas más poderosas del universo Marvel.

 

En esta mini se juntaban la acción propia del género, el misterio en torno a Singularidad, un personaje de nueva creación, y toda una trama política que enlazaba con los Thors y el poder del todopoderoso Muerte. Ingredientes acotados, bien medidos y con una finalidad clarísima. Y esto último es importante y es lo que explica el porqué de su caducidad a corto-medio plazo (la serie aguantó diez números más).

 

Fuerza-V era un grupo que tenía sentido en un entorno concreto y controlado, pero ¿qué cabida tiene en un mundo en el que ya existen Los Vengadores? Es decir, si nos ponemos a enumerar los diferentes grupos, los que tienen una trayectoria a largo plazo son los que tienen una naturaleza bien definida y saben diferenciarse de los demás. Los 4 Fantásticos son exploradores, los Guardianes de la Galaxia son unos buscavidas, los Defensores son por propia definición un no-grupo, los Vengadores son el músculo y los héroes nacidos en un momento de necesidad, a Inhumanos y Patrulla-X les definen sus genes, Excalibur hunde sus raíces en Reino Unido y Camelot, Alpha Flight tiene Canadá por bandera…

 

Fuerza-V, más allá de ser un grupo formado por heroínas no tiene ningún rasgo identitario. En la práctica no es más que un sucedáneo de los Vengadores, es más, dos de sus miembros -Capitana Marvel y Hulka- ¡son vengadoras! Como le sucede a grupos como Campeones o Escuadrón Supremo, Fuerza-V es un equipo redundante. Y ese fue el problema de base. Finalizadas las Secret Wars, ante la oportunidad de darle continuidad a la serie, G. Willow Wilson y Kelly Thompson creyeron que simplemente con el carisma de Medusa, Hulka o Capitana Marvel sería más que suficiente para levantar la serie. Nunca se plantearon que podía aportar Fuerza-V al cosmos marvelita o cómo podía encajar en él.

 

Fuerza-V

 

Aunque tiene su lógica, la premisa con la que arranca el segundo volumen es indicativa de que no existía un planteamiento a largo plazo, como bien se confirmaría resuelta dicha premisa, que no era otra sino la de introducir a Singularidad en Tierra primordial (o Tierra-616), personaje con el que las autoras querían contar sí o sí para su alineación. Pero una vez resuelto ese obstáculo, Fuerza-V se limita a enfrentar al grupo contra la amenaza de turno y a narrar sus tiranteces, pero ni siquiera se profundiza en las mismas… y lo tenían muy fácil, máxime cuando entre sus filas estaban Medusa y Dazzler, o lo que es lo mismo, una inhumana y una mutante en un contexto editorial en que ambas familias marvelitas estaban enfrentadas, con la segunda siendo víctima ¡mortal! de las nieblas terrígenas. Y lo que en teoría sería una excusa perfecta para desarrollar conflictos y trabajar las implicaciones sobre sus personajes, se apunta muy por encima y se resuelve con un abrazo.

 

En el momento en el que nuestras heroínas están haciendo frente a Condesa, villana del tercer arco argumental del tomo, ya se empiezan a notar los signos de agotamiento de la fórmula. La serie no sabe hacia dónde quiere dirigirse y se deja ir, con la consiguiente pérdida de interés de los lectores. Y claro, justo después llega Civil War II, evento en el que Carol Danvers (y Hulka) tiene una participación capital, y el margen de maniobra se reduce a cero.

 

Es una pena que las guionistas se dejaran cegar por la oportunidad de crear un cómic protagonizado por un súper grupo de heroínas; centrándose en el qué, pero olvidándose de lo más importante, el porqué. Sin un objetivo y una identidad definidos, queda un cómic con fecha de caducidad; un relato que pudo ser y no fue.

Acerca de Daniel Lobato

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El padre de todos, pero como a Odín, se me suben constantemente a las barbas. Periodista de vocación cinéfila empecé en deportes (que tiene mucho de película) y ahora dejo semillitas en distintos medios online hablando de cine y cómics. También foteo de cuando en cuando y preparo proyectos audiovisuales.

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