«… los Guardianes de la Galaxia ya no eran un fuego«

No sé si será porque escribo estas líneas ya bien caída la noche, porque tengo algo de fiebre o por el dichoso eclipse solar, pero lo cierto es que una reseña que tenía previsto comenzar en positivo se me ha ido torciendo mientras abría el procesador de textos y hojeaba una última vez el Guardianes de la Galaxia #8 (#101) de Panini en busca de una frase con la que dar comienzo al artículo. Leer el ‘Spot On‘ de Julián M. Clemente y encontrarme con que probablemente esta serie no pase de las doce entregas debido sobre todo al hecho de que Jackson Lanzing y Collin Kelly han sido fichados por la Distinguida Competencia ya hace que la cosa se tuerza (creo que, salvo catástrofe, hay que dejar que los proyectos maduren antes de pasarlos por la guillotina y ésta va a ser la tercera serie consecutiva de Guardianes que no pasa de su primer año editorial). Pero la puntilla, y esto puede parecer ridículo, la han dado los tres últimos Guardianes de la Galaxia #8 que han aparecido en mi carpeta de portadas cuando buscaba la de esta grapa.

Me he encontrado primero con Guardianes de la Galaxia #8. Así. A palo seco. Regreso a 2014, a los Guardianes de Brian Michael Bendis en pleno cruce con el evento de Infinito y con el desembarco de Angela en la Casa de las Ideas de manos del mismísimo Neil Gaiman. Vale, la de Bendis puede que haya sido una de las mejores etapas de esta serie de la historia, mejor no comparar. Salto entonces a 2020, justo antes de que la pandemia nos encerrara en nuestras casas, y me encuentro con los Guardianes de Donny Cates en un capítulo de transición antes de la gran aventura final de su etapa en el que se hablaba sobre el pasado de Mapache Cohete. Y ahí ya me duele, porque yo esperaba que la unión de este personaje al elenco actual le diese a los Guardianes algo más de humor, vidilla, alma… Pero no ha sido así, y duele.

«¿Un chiste? ¿Ahora haces chistes?«

Y me encuentro al final con la octava entrega de la corta, pero maravillosa, historia que nos contó Al Ewing sobre estos personajes. Tenemos que regresar a abril de 2021 (tres años llevábamos sin serie sobre estos antihéroes) para encontrarnos con el epílogo al evento de Imperio que nos ha dejado con la actual alianza entre kree y skrull liderada por Hulkling y Wiccan (si no sabéis de estos personajes ya estáis tardando en bucear a por los Jóvenes Vengadores de Allan Heinberg). Me doy cuenta de que hay un poco de aquel aire ‘pseudo-hippy‘ del Star-Lord de aquella época en lo que les ha pasado a los Guardianes del salvaje oeste convertidos en esquejes de Groot de esta etapa y esto me hace reflexionar sobre lo magnífica que fue aquella historia y lo poco o nada que ha avanzado la actual desde que diera comienzo la colección.

Guardianes de la Galaxia #8 (#101)

Quizás se trate simplemente de que, en una época en la que pegan más fuerte series centradas en la Tierra por aquello de que la realidad actual no nos permite ni soñar con el espacio, ahora no hay espacio para este equipo, pero la verdad es que Lanzing y Kelly le han puesto ritmo de western a una serie que pide un poco más de rock and roll. ¿Podrían haberse dirigido estos Guardianes de la Galaxia hacia otra gran etapa? Ahora (salvo sorpresa) nunca lo sabremos, pero lo cierto es que ya para esta entrega la colección ha perdido un buen número de lectores, lo cual hace que se vea muy cuesta arriba su renovación a manos de cualquier equipo creativo.