«¡La única debilidad para ejercer tu voluntad eres tú!«

Fabuloso número el que nos trae en abril Panini de los Guardianes de la Galaxia. La serie de Al Ewing parecía haber llegado a una especie de equilibrio con una formación más o menos estable y unos personajes reconocibles cuando el guionista detrás de El Inmortal Hulk ha decidido volver al momento en el que Peter Quill desapareció de la ecuación, para volver a narrarlo y dotar al personaje de una profundidad y un trasfondo que le habían sido negados desde hace años y que Ewing, que se ha hecho todo un experto en rescatar sucesos y personajes del pasado de los héroes que caen en sus manos, no podía dejar de recuperar para Starlord.

Ewing abandona el camino de la cruda humanidad del personaje (un simple humano o un mestizo según qué versión de los últimos años conozcamos) y se lanza al terreno de lo místico para dotar de una importancia especial a la pistola elemental de Quill y para que el aventurero espacial quede reivindicado no sólo como héroe, sino como un ser especial elegido por una entidad superior y designado por la misma como Starlord, portador de un gran poder y, desde ya mismo, gran enemigo de los dioses del Olimpo.

«Ha pasado más de una década. Hora de aceptar la verdad«

De algún modo, Ewing se marca un Jonathan Hickman en este número. La historia que nos cuenta, su progresión y el modo en el que nos es relatada me recuerdan ligeramente a las Potencias de X que vimos hace ya un año y ahora no puedo sino preguntarme qué demonios van a significar a corto, medio y largo plazo. Julián M. Clemente habla de un inicio del fin de esta etapa al final de esta entrega y, por una vez, espero que esté completamente equivocado. Ewing ha propuesto una serie de conceptos tan ricos que no querría que nadie más que él los explorase a lo largo de una etapa que fuera, como mínimo, tan larga como lo fue la estupenda de Brian Michael Bendis.

Guardianes de la Galaxia #9 (#84)

Pero el gran aplauso de este capítulo no se lo ha de llevar su guionista. No. Pese a que la historia me haya gustado tanto, es el arte de Juann Cabal el que me ha vuelto loco desde la primera y hasta la última página de esta grapa. El artista juega con la forma de las viñetas para contar una doble historia y luego, cuando nos devuelve a Peter al ‘mundo real’, lo hace a través de una ilustración magnífica. Tanto me ha gustado la manera en que está contado este número que he vuelto a leérmelo un par de veces solo para poder disfrutarlo como se merece.

A disfrutarlo hasta que ha llegado la última página y me he encontrado con la desagradable sorpresa de que el regreso de Starlord coincide con el crossover de Rey de Negro y que cualquier esperanza de un reencuentro en el trascurso de las aventuras de este grupo se desvanece al producirse éste en medio de una historia que ha propiciado Donny Cates para su colección de Veneno. Un mal menor que habrá que aceptar mientras esperamos para ver cómo afecta lo que hemos leído aquí a todo lo que tiene que llegar a la Marvel galáctica en los próximos meses y años.