Hombre Hormiga y la Avispa: Aventura en el Microverso

Hombre Hormiga y la Avispa. Aventura en el Microverso: Holy Patatas!

Hombre Hormiga y la Avispa: Aventura en el Microverso«¿Cómo puede ver cuando es más pequeño que un fotón?«

 

Nunca la física cuántica había sido tan divertida. Nunca. Mira que los profesores de mi instituto se empeñaron una y otra vez en convertir la física en algo horrible e infumable que hasta yo, un chaval que navegaba a gusto entre fórmulas y números, acabé detestándola. Pero ahora van Mark Waid y Javier Garrón y se sacan de la manga un cómic que es a la vez genial, divertido y delicadamente instructivo en el que esta rama de la ciencia cobra especial relevancia y que trata acerca de dos personas de pasado triste y presente complicado aprendiendo a trabajar en equipo y apoyarse el uno en el otro, como héroes y como aventureros más allá de las galaxias y las dimensiones alternativas. En el hueco que existe entre los electrones de cada átomo, en ese mar de infinitas posibilidades que la Casa de las Ideas denomina Microverso.

 

Tiene ya sus añitos el concepto del Microverso (la primera mención la encontramos en 1943 en las páginas del Capitán América), pero en los últimos años ha cobrado especial relevancia en el cómic (con títulos como Matanza Mínima) o en la gran pantalla (precisamente con la versión cinematográfica de la serie que nos ocupa hoy). Lo genial del concepto es que, al ser tan diminuto que escapa a nuestra comprensión, un único término engloba a millones de variables en las que las reglas generales a la hora de diseñar y colorear a los personajes y las leyes de la física juegan a favor de los deseos de cada autor. Esto, como podréis suponer, nos da un espectro amplísimo de creaciones únicas y aventuras fuera de lo común para que cualquier guionista con imaginación experimente y para que el dibujante de turno de rienda suelta a su creatividad, liberado de las cadenas que la editorial, por necesidad, ha de imponer a sus colecciones.

 

«¿Qué piensas ahora sobre mi ‘estúpida obsesión por la ciencia’?«

 

Waid crea para esta miniserie una aventura a la altura de sus protagonistas. Nadia Pym es una chica que irradia efusividad y alegría, pero que esconde un pasado que la atormenta y convive con la triste certeza de que no podrá conocer en persona a su padre (al menos hasta que Marvel vuelva a resucitarlo). A su lado, Scott Lang es la definición de hombre imperfecto. De la Marvel cinematográfica los personajes más carismáticos diría que han sido Tony Stark, Peter Quill y en tercer lugar no sabría si está este Hombre Hormiga o el Doctor Extraño de Benedict Cumberbatch. Lo que les hace geniales, aparte de las ingeniosas réplicas que puedan soltar gracias al guionista que les toque, son su defectos y sus demonios internos. Lo que nos conquistó del personaje que interpreta Paul Rudd fue su tierna imperfección, el enorme corazón que guardaba en el cuerpo de un hombre acostumbrado a equivocarse. Nadia tiene que lidiar con un personaje así, que es básicamente todo lo contrario a lo que ella representa, y Scott necesita comprender a una chica que en la mitad de vida de la que él ha vivido, ha experimentado muchas más cosas (y más terribles) que él.

 

Hombre Hormiga y la Avispa: Aventura en el Microverso

Hombre Hormiga y la Avispa: Aventura en el Microverso

 

A su lado nos encontramos con un Garrón en un momento muy dulce. El gaditano hace magia con sus dibujos y nos regala una nueva raza (los Saarg) al rico universo marvelita que es pura comedia y cuya existencia rezo para que no se limite a las páginas de este cómic. Su estética (basada en las patatas) y lo loquísimo de sus caracteres hacen de esta aventura una verdadera delicia para leer y disfrutar visualmente hablando. Hombre Hormiga y la Avispa es un no parar de situaciones divertidas y momentos en los que las personalidades de sus personajes nos enternecen. Más que con el estirado de Reed Richards o el ególatra de Tony Stark, a mí me gustaría irme de aventuras con el buenazo de Scott Lang y la divertida Nadia Pym. Hasta el Microverso ¡y más allá!

Acerca de RJ Prous

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En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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