«Brindemos porque lo pasado, pasado esté«
Doble número el que nos trae este mes Panini de la Imposible Patrulla-X de Cullen Bunn. Y en él, tal y como alcanzamos a atisbar en las últimas páginas de la entrega del mes pasado, vuelve una vieja estructura íntimamente ligada a la historia de los mutantes: el Club del Fuego Infernal. No estaría mal retroceder en el tiempo para recordar los orígenes de este selecto grupo de ricos pervertidos amantes del cuero. Para empezar habría que volver a los tiempos en que Shaw estaba al mando y en los que una gran cantidad de acciones en contra de la Patrulla-X demostraron que su objetivo final no era otro que hacerse con Jean Grey para convertirla en el recipiente de la entidad cósmica de destrucción y renacimiento conocida como Fénix.
Esa saga (y las que la siguieron) podría haber significado el fin del Club, pero para entonces habían crecido tanto en la mente de lectores y guionistas que todos tenían alguna historia que contar sobre ellos. Así, el Club ha ido evolucionando a lo largo de las décadas, manteniéndose siempre fiel a lo de los componentes mega-ricos y un tanto excéntricos. Incluso en la época del Cisma mutante y la posterior de Lobezno y la Patrulla-X de Jason Aaron, cuando el círculo interno fue asesinado por un crío hijo de uno de ellos, que posteriormente se rodeó de colegas para suplantarlos y seguir dando por saco a la Patrulla-X, esta vez como una suerte de escuela rival.
«Y aquí estoy, informando a las masas perfumadas como una lacaya«
Bunn trata a partir de este cómic de recuperar parte de la seriedad perdida por el Club en los tiempos de Aaron (eh, no me voy a quejar, esa etapa fue descacharrante) devolviendo a su cúpula a algunos de sus más insignes representantes (Shaw) junto a otros nuevos (como Black Tom Cassidy, cuya historia confieso que he tenido que buscar) entre los que destaca el regreso de Briar Raleigh, la aliada de Magneto en su serie homónima que este mismo guionista escribió hasta el punto de no retorno del gran crossover del año pasado y cuyo regreso me hace especial ilusión ya que suponía la entrada en el inexpugnable círculo personal de Magneto de una humana sin poderes y con la cabeza bastante trastocada.
Con todo, la alianza que aquí nos propone Bunn no puede durar. Magneto y Sebastian Shaw son dos de los caracteres más duros y enfrentados del universo mutante y verlos trabajar de nuevo juntos resulta perturbador cuando menos. Además, la guerra entre la gente X y los inhumanos que se avista ya en el horizonte (en cuanto den fin los cruces de Civil War II si no antes) sería la excusa perfecta para que los planes privados de cada uno de estos megalómanos entren de nuevo en conflicto, para regocijo de los lectores.
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