«Supongo que es una suerte que no me haya marchado ofendido«
Decía el otro día que daba la impresión de que Panini iba a destinar los números impares de esta colección a Inmortal Patrulla-X mientras que los pares irían destinados a la marciana Patrulla-X Roja… Me equivocaba. Parece ser que los planes de la editorial y distribuidora de Marvel en España pasan por ofrecernos cada mes una doble ración dentro de esta cabecera que englobe a las dos series norteamericanas (con el consiguiente aumento de precio que ello suponga, pero con la facilidad de tenerlo todo bajo la misma cabecera). Si esto se mantendrá estable o si ésta es la mejor de las decisiones es algo que habremos de ver más adelante, por ahora es lo que hay, así que nos toca asumir que cada grapa mensual de esta cabecera vale por dos… en todos los sentidos posibles.
Así, en la primera mitad del cómic de este mes nos vamos de vuelta a Krakoa con Kieron Gillen, al instante siguiente de como cerró el Inmortal Patrulla-X #1 de hace unos meses. Con la nueva configuración (previa salida de Magneto) ya decidida y con las primeras consecuencias de esta decisión haciendo estragos por la isla, aunque no termino de entender por qué Selene decide que la mejor manera de negociar un puesto en este Consejo pasa por amenazar a toda la isla y, mucho menos (porque al menos Selene está como una regadera), consigo racionalizar que Xavier y el resto sigan tratando de negociar con ella después de que mande a Krakoa un gigantesco monstruo imposible de matar. Al final tiene que ser Hope, la nueva ocupante del asiento que quedaba libre en el Otoño (junto a Xavier y Destino) quien solucione la papeleta con un asesinato de por medio (qué lejos queda ya el tiempo de Amanecer de X…) y a otra cosa mariposa, que el mes que viene volvemos a ver qué pasa con la mujer de Mística y sus poderes de lectora de los posos del té.
«Sólo son viejos cuentacuentos tejiendo sus historias«
De regreso a Marte, Al Ewing prosigue con lo que ya comenzamos a ver en el Patrulla-X Roja #2 de este mismo mes. Abigail Brand monta su propio equipo (repleto de gente manipulable o con deudas pendientes) para ‘proteger’ Arakko mientras que Tormenta asume un papel más directo en el gobierno de la nueva colonia mutante. uno que la aleja temporalmente del Gran Anillo y que la devuelve a las calles, donde más a gusto se siente la dueña de las tempestades. La serie de Ewing puede convertirse muy rápidamente en la lucha entre las dos maneras radicalmente distintas de ver la vida de dos mujeres extraordinariamente poderosas. Aunque, de momento, este número gira en torno a Vulcano, a su mecha corta y a los muchos tornillos que se le han ido cayendo por el camino.
Las dos series juntas funcionan más o menos bien, siendo dos caras de la moneda que es el gobierno en dos planetas de las naciones mutantes hermanas. Sin embargo, habrá qué ver qué es lo que ocurre cuando una de ellas necesite de dos números un mes por algún especial o circunstancias similares. ¿Crecerá entonces la grapa hasta convertirse en un tomo? ¿Nos comeremos, como este mes, una cadencia quincenal de cuando en cuando? Dependerá, entre otras cosas, de hasta cuándo aguante el chicle estirado que es ahora mismo Krakoa, con enemigos llegando a sus costas casi con cada nueva ola.
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