«Te apuesto un millón de pavos y mi pezón izquierdo a que tampoco quiere formar parte de Krakoa«
Con todo lo que está cayendo en todas las colecciones mutantes, con los días negros que se avecinan para los habitantes de Krakoa (o para los portadores del gen X en general), se agradece un cómic como el que Benjamin Percy y Adam Kubert se han sacado de la chistera. Ya se acabó la historia de X Vidas y X Muertes de Lobezno y (teniendo en cuenta que el número anterior de esta cabecera fue un paso al papel de una aventura digital del personaje, a cargo de Jonathan Hickman) ya tocaba regresar con la cabecera principal del mutante de las garras de adamántium, con sus líos con la CIA y con sus misiones secretas a lo largo y ancho del planeta Tierra. Y para este regreso la Casa de las Ideas ha decidido que Logan vuelva con nada menos que Deadpool bajo el brazo (no creo que nadie le haya preguntado al mutante) en una entrega cuyo comienzo es descacharrante y que quienes sólo hayan seguido las andanzas del Mercenario Bocazas por la gran pantalla reconocerán tanto en ritmo, como en chistes recurrentes y personajes. Wade Wilson regresa por la puerta grande a las colecciones mutantes y los principales beneficiados somos, como no, los lectores.
La última vez que vi juntos a Wade y a Logan (habidas cuentas de que pocas veces me he leído las aventuras de este personaje en solitario) fue en la maravillosa Uncanny X-Force de Rick Remender (que Panini editó en tomos recopilatorios hace ya unos años) y allí ya se destilaba fácil la tremenda química (para mal) entre el mercenario y el ‘Mejor en su Trabajo’. El funcionamiento es muy similar a cuando en la Distinguida Competencia han puesto a Batman a lidiar con Harley Quinn, pero si Harley pudiera volar en pedazos cada diez minutos y encima hacer chistes obscenos con lo que le quede de cuerpo. El resultado es una serie que mantiene su esencia (casi los mismos actores y tramas que se heredan desde Amanecer de X), pero que gana en ritmo y, para qué negarlo, cachondeo.
«Te besaría, pero nos daría asco a los dos«
Lo cierto es que me ha sorprendido, para bien, la manera en que Percy le tiene tomada la medida al personaje. Deadpool me parece un antihéroe muy divertido e interesante, pero también me parece alguien complicado sobre el que escribir. Siempre he pensado que el humor es de las cosas más difíciles de escribir, y mucho más si tenemos que mezclarlo con otros géneros como el thriller o, incluso, el drama. Pero la verdad es que el guionista nos regala una primera mitad del cómic brillante y divertidísima y luego, cuando necesita que la trama avance, sabe hacerlo bajando tan sólo un poquito las revoluciones (y apariciones) del mercenario, pero sin llegar a apagar del todo la máquina de chistes y provocaciones que supone para cualquier publicación.
Está claro que la asociación Lobezno / Deadpool será sólo temporal (aunque ojalá que vuelva otra vez a los X-Force, por favor), pero mientras tanto vamos a disfrutar de una trama que va a ser divertida e intrigante a partes iguales. El futuro de Krakoa parece que va a pasar por los tejemanejes de todos quienes conspiran en su contra (incluida la CIA) y ahora Lobezno tiene al aliado más indeseado improbable a su lado para tratar de asegurar la supervivencia de su joven nación.
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