Iron Man #1 (#120)

Iron Man #1-2 (#120-121): Volver a empezar

Iron Man #2 (#121)«Sinceramente, tengo que volver a mis raíces«

 

Volver a empezar. No sé vosotros, pero yo cada vez que pronuncio (o escribo) esta frase me acuerdo de aquel anuncio que hace ya casi veinte años le cantaba de manera machacona a mi hermano cuando estaba a punto de acabar el verano y tocaba volver al cole para sacarle de sus casillas. Algo así pasa ahora con Iron Man. La etapa de Dan Slott, que todos creíamos que iba a suponer un reto y una oportunidad e crecimiento para el personaje como ya lo supusieron para Spiderman cuando el trepamuros pasó por sus manos (y las de Christos Gage), ha resultado ser un tiempo de retiro espiritual del que Tony vuelve tal y como se marchó (si acaso un poquito más descansado) y en el que nadie ha aprendido nada y nada en su vida ha evolucionado en ninguna dirección. Así que toca empezar de nuevo. Toca deconstruir una vez más al héroe y toca ver si se puede contar alguna historia medio decente mientras la Casa de las Ideas trata de buscarle al Vengador Dorado un autor de prestigio con un proyecto que lo vuelva a poner en órbita.

 

Y le cae el sambenito a Christopher Cantwell, autor de una breve serie sobre Doctor Muerte entre 2019 y 2020 y más conocido por ser el co-creador de la serie norteamericana de televisión Halt and Catch Fire. Sin apenas experiencia en el mundo de los cómics mainstream, esta etapa puede servirle a Cantwell como trampolín hacia el estrellato en el mundo de la viñeta… o puede significar su silenciosa retirada y regreso a otros menesteres, pero está claro que para la Casa de las Ideas es más un período de transición que una apuesta fuerte por el futuro de este guionista. Al final va a depender mucho de la calidad de su historia el hecho de que en Marvel se lo tomen más en serio o que, al cabo de ocho o doce números se lo ventilen en favor de un Ewing, Aaron o Hickman de la vida.

 

«¿Todo esto es porque he invertido en farmacéuticas?«

 

Cantwell hace lo esperable. Trata de que Tony vuelva ‘a sus raíces’, lo despoja de su empresa, de su fama y de su cuenta de Twitter. Rompe completamente con la etapa anterior (la escena de ruptura con la Avispa está entre burocrática y lamentable) y centra al héroe en la tarea de hacer heroicidades. Como una manera de reivindicar su papel ante una sociedad que lo ha etiquetado (quizás con razón) como de la ‘casta’ y como una manera de castigarse por todos los deslices presentes, pasados y futuros que le ha ocasionado su ego y su sentimiento de superioridad. Para tratar de llevar esta obra a buen puerto, la editorial lo hace acompañar de CAFU a los dibujos (en Doctor Doom se hizo acompañar de Salvador Larroca y un servidor quiere ver un buen patrón por aquí) y le brinda portadas de nada menos que Alex Ross (la serie valdrá más o menos, pero nos vamos a llevar unas ilustraciones del Vengador Dorado de infarto).

 

Iron Man #1 (#120)

Iron Man #1 (#120)

 

La reflexión que surge en torno a Tony como el héroe de la clase poderosa cobra fuerza a partir de Iron Man #2 (#121) y me deja intrigado. ¿Se atreverá Marvel a permitir que uno de sus autores escarbe de esta manera en las vergüenzas de uno de sus héroes más carismáticos? Porque si es así, el resultado puede ser de lo más interesante. Iron Man es el héroe que gusta a todo crío que haya querido alguna vez construir un juguete muy chulo y es el personaje favorito de los fans de los ‘mechas’. Pero Tony Stark también es en la Casa de las Ideas el embajador del capitalismo salvaje. Es un tipo que admite sin tapujos invertir en empresas farmacéuticas y que luego se sorprende cuando le acusan de sacar beneficio de la necesidad del resto. Estaría bien verlo recibir una pequeña cura de humildad. Del estilo de la que recibió Oliver Queen en los cómics de la Distinguida Competencia y que le hizo comenzar a plantearse de verdad de dónde venía su fortuna y las responsabilidades que ésta conllevaba para con la sociedad.

Acerca de RJ Prous

Avatar de RJ Prous

En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

Deja un comentario:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Artículos relacionados