La segunda guerra civil marvelita ha obligado a replantear algunas cabeceras y a buscar nuevos terrenos por explorar para algunos de sus personajes. Este es el caso de nuestros Ojos de Halcón que, una vez concluida la estimulante etapa de Jeff Lemire, busca reinventarse una vez más. Así tenemos a Clint Barton enrolandose en unos «vengadores indignados» que recorren los EEUU haciendo el bien y ayudando a los lugareños de turno, Kate Bishop se traslada a la soleada Venice Beach para forjar su propia historia.
Kelly Thompson, a quien hemos disfrutado narrando las aventuras de Capitana Marvel, es la autora encargada de narrar este nuevo capítulo en la vida de nuestra arquera favorita. Y lo hace evocando a la etapa de Matt Fraction y David Aja (sin olvidar tampoco la dirigida por Lemire) a través de un tono marcadamente urbano y un estilo gráfico alejado de los cánones que marcan las grandes series de la editorial y que -sin descuidar la acción- toma su punto fuerte en las conversaciones, con una composición de páginas en la que abunda la partición en múltiples viñetas (las splah pages o viñetas de página completa destacan por su práctica ausencia). Leonardo Romero y Michael Walsh son buenos alumnos de los Aja o Pérez que les preceden.
Esta nueva cabecera de Ojo de Halcón tiene un marcado carácter feminista, que si bien resulta algo forzado al comienzo de la historia, luego logra acomodarse y funcionar con tremenda naturalidad. Aunque si hubiera que destacar un rasgo identitario de esta etapa que recién comienza este sería el incesante apoyo de referencias pop (y sobre todo cinéfilas) de las que hace gala la guionista, muchas de las cuales -además- esconden ese espíritu feminista por el que aboga Thompson.
Kate Bishop: Ojo de Halcón llega pisando fuerte, marcando un estilo propio que enganchará tanto a nuevos lectores como a perros viejos del mundo comiquero. Kate reclama su lugar como arquera del universo Marvel.
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