«Ésa era la cima de la vida. No el trabajo, ni la gloria ni las riquezas«
Comienza este cómic (que nos aleja ya definitivamente del Día del Juicio para devolvernos a las tramas habituales de la serie de Benjamin Percy) con un poco de filosofía de patio en una conversación más entre el agente Bannister, el nexo de Logan con los humanos en esta etapa, y nuestro protagonista acerca de lo que de verdad da la felicidad y lo que uno ha de buscar y sacrificar para alcanzarla. Este ‘prólogo’ sirve para que el plante que protagoniza el mutante canadiense por excelencia ante un Bestia cada vez más metido en el papel de un director chungo de la CIA tenga mucho más sentido. Tras los sucesos que hemos leído en el evento de Kieron Gillen y la mencionada conversación, Logan está bastante menos dispuesto a cumplir órdenes a ciegas y sí que busca un poco más de sentido a su existencia y algo de expiación para los pecados por los que él mismo se juzga.
El momento de ruptura es clave. Bestia quiere montar una operación preventiva en Madripur y el desplante de Lobezno, quizás el más carismático del grupo, no sólo complica la operación, sino que deja bastante vendido a un personaje que cada vez es más y más cuestionado por quienes se supone que son sus aliados. Comienza así Los Planes de la Bestia, una saga que (a nada que os hayáis leído un par de mis reseñas) estaba esperando como agua de mayo desde hace meses, aún sin saber que existía. Una trama que viene a profundizar en torno a uno de los personajes de mayor involución dentro de la galaxia mutante de la última década. Un hombre X que hace ya tanto tiempo que se ha vuelto irreconocible que uno ya no sabe si podrá ser recuperado.
«¿Has dicho lo que yo creo Bestia?«
Todo comenzó con Brian Michael Bendis, un guionista al que jamás debió dejar marchar la Casa de las Ideas. Al bueno de Bendis se le ocurrió la idea de que Hank, desesperado por la deriva que estaba asumiendo Cíclope tras el gran Cisma mutante, decidiera traer a la Patrulla-X original del pasado para que, de algún modo, Scott Summers se viera reflejado en su versión adolescente y se le pasaran los humos. Paraos un momento a pensar en la situación y la decisión: Bestia se arriesga a cargarse el continuo espacio-tiempo y a que la muerte de cualquiera de estos chavales se traduzca en la desapariciónde la Patrulla-X tal y como la conocemos sólo para darle una lección a un viejo amigo. Ya entonces la idea nos dejó tiesos a los lectores y, aunque la serie que protagonizaron estos personajes fue bastante buena, el personaje de Bestia quedó seriamente tocado tras esta decisión. Sus posteriores escarceos con los Inhumanos, primero, y con nada menos que Hydra después (siempre con una intención de ayudar a los mutantes desde un punto de vista ciertamente amoral) no han hecho sino ir alejando al personaje de la imagen de caballero sabio y peludo que teníamos de él.
Pero ha sido con la llegada de Krakoa cuando Bestia ha perdido definitivamente el norte. Esta operación preventiva no es ni tan siquiera la primera que aprueba el actual director de X-Force (recordemos la gran pesadilla de Tierra Verde) y si hay algo que haya cambiado con el tiempo para el personaje es que cada vez se contiene menos y arriesga más. Percy lleva ya mucho tiempo jugando con esta trama en segundo plano y el hecho de que ahora se gane el foco viene a significar que se avecina un cambio de tercio muy importante para las series mutantes en lo que a estos héroes se refiere. Personalmente, me está costando horrores no lanzarme a por el siguiente número de Lobezno y pasar olímpicamente de la tontería esa de Kraven contra los X-Force de la que os tengo que hablar mañana.
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