«Bienvenidos a la Academia Fuego Infernal, jóvenes mutantes del mundo«
Introducción a la Maldad con Raven Darkholme, Relaciones Públicas para Picópatas con Madame Mondo… Kade Kilgore sabe que lo mejor para que sus empresas de armamento sigan viento en popa es que el mundo tema a los mutantes por encima de cosas tan insustanciales como la crisis, las diferencias sociales, etcétera. ¿Y qué mejor manera de asegurarse el terror del populacho que creando su propio flujo interminable de supervillanos? Dicho y hecho: el Rey Negro del Club del Fuego Infernal ha reunido en una de las muchas islas que posee a la flor y nata de los mutantes malévolos para reconvertirlos a profesores que muestren el camino de la villanía a un puñado de jóvenes mutantes de lo más variopinto.
Entre ellos tenemos a Idie, obsesionada con vengar a Nydo, al propio alienígena caníbal y a un Quentin Quire en período de evolución que decide seguir a los dos alumnos fugados del Instituto Jean Grey. Y es que una cosa debe quedar bien clara: Jason Aaron no se ha dedicado esta temporada a rellenar cómics, sino que ha ido desarrollando a unos personajes de corta trayectoria como son los Jóvenes Mutantes (ya tenemos unos Jóvenes Vengadores, ¿por qué no su equivalente muti?) para que sean capaces de soportar sobre sus hombros todo el peso de la trama que cierra 2013 (con el permiso de la futura Batalla del Átomo). ¡Y vaya que si lo logran! Ya desde la primera página del número #17 vemos como Filisteo deja solos a Quire y al que puede que sea uno de los personajes más repulsivos (y desternillantes) de la franquicia, el corto de entendederas Moco, para que lleguen por su cuenta a la escuela. Este gesto es toda una declaración de intenciones. Aaron nos dice a las claras que los alumnos de la Academia Fuego Infernal están solos esta vez y que sólo ellos serán capaces de llevar a cabo sus respectivas misiones autoimpuestas… o perder el alma en el intento.
«¡El feliz muñeco de nieve sólo quiere jugar!«
Esta primera parte de las dos en que Panini ha dividido la presente saga se centra en presentarnos el escenario y los actores de la trama sin escatimar en bromas y chascarrillos. Uno sabe que los chavales lo deben estar pasando mal, aún peor deben estar Lobezno y el resto de profesores a la caza y captura de los esbirros de Kilgore, pero no se puede evitar la sonrisa al ver las ideas de bombero del Hombre de Hielo, o al contemplar la manera en que Lobezno le saca rentabilidad finalmente a los dichosos Bamfs.
«Pero aún tengo la sensación de que me queda mucho por aprender«
La segunda parte… Lobezno y la Patrulla-X #18 es Jason Aaron en estado puro. Peleas tan espectaculares que la escena de arriba se puede compartir sin resultar spoiler, humor absurdo de la mano de la mano de Doop, drama al más puro estilo del genio de Alabama y tantos cabos sueltos que Tarzán se podría columpiar durante horas con ellos. El tercer curso del Instituto Jean Grey promete ser tan intenso como los dos primeros y, además, contará con unos Idie y Quentin Quire majestuosamente llevados a un nuevo nivel en su desarrollo como personajes. Aaron les ha dado a cada uno justo lo que necesitaban para crecer y dejar de ser los «alumnos del montón» que siempre estuvo claro que no eran.
Y para colmo, para cerrar la saga y terminar de volvernos locos, dos regresos que los fans de la franquicia mutante esperábamos como agua de mayo. No os desvelaré aquí cuáles son, pero uno de ellos volverá a reclamar protagonismo a partir del año que viene mientras que el otro… Bueno, mejor leéroslo y disfrutad como enanos con una serie que vuelve a demostrar una vez más por qué fue de las pocas que sobrevivió al lavado de cara que supuso Marvel Now!
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