«¿Acabas de matar a un celestial?«

Aún no ha pasado nada de tiempo y Marvel ya echa de menos a Brian Michael Bendis. El guionista podía tener sus adoradores y sus detractores, pero nadie podía negar que la Casa de las Ideas de la última década llevaba su firma y que, ya desde las cabeceras mutantes, ya desde Los Vengadores, había sido el principal artífice de una de las mejores épocas para la editorial Norteamericana. Ahora se hace especialmente necesario que el resto de grandes nombres de la casa tomen relevo y las riendas de la Marvel que se encamina a la tercera década del siglo XXI y así es como empezamos a ver a nombres como el de Dan Slott hacerse cargo de Iron Man y Los Cuatro Fantásticos tras poner el mundo de Spiderman patas arriba y hacer que el personaje se corone contra todo pronóstico y también así es como ha terminado Jason Aaron haciéndose cargo de la cabecera más significativa del universo marvelita a la vez que sigue diseñando un futuro dorado para Thor.

Aaron llegó a la editorial de la mano de Lobezno y durante una primera etapa estuvo muy vinculado tanto al personaje como al mundo mutante con unas colecciones que le asentaron como uno de los grandes en Marvel (nosotros comenzamos a disfrutarle a partir de Lobezno y la Patrulla-X y sólo fue posteriormente, gracias a Marvel Deluxe, que pudimos degustar su sensacional paso por la cabecera del mutante de las garras de adamántium). Posteriormente, y tras dirigir Pecado Original (su primer crossover) y dar comienzo a su actual paso por la cabecera del dios del Trueno, quedó encargado de relanzar al Doctor Extraño de cara al estreno de la película protagonizada por Benedict Cumberbatch y, pese a escribir una etapa maravillosa con Chris Bachalo, fue aquí cuando todo se comenzó a desdibujar. Las locas decisiones de Marvel con respecto a Legacy le sacaron de la serie del buen doctor y le han mantenido recluido en Asgard desde entonces.

«Ese viejo nos sobrevivirá a todos«

Hasta ahora. Tras una época un tanto insulsa para los Héroes más Poderosos de la Tierra (aunque maravillosamente coronada por el Sin Rendición que pudimos leer hace unos meses), Marvel vuelve a dar un golpe de timón y le confía al bueno de Aaron la vuelta a las esencias de la colección. Y dicho y hecho. Aaron reúne a la santísima trinidad de los Vengadores (Capitán América, Thor e Iron Man) por primera vez en sus personajes originales desde hace algún tiempo y a ellos les añade la presencia de algunos de los personajes más carismáticos del universo cinemático de la Casa de las Ideas (Doctor Extraño, Pantera Negra y la aún por deslumbrar Capitana Marvel) y dos apuestas personales como pueden ser el Piloto Fantasma y la desbocada Hulka. Todo ello para ofrecernos una primera aventura que es cien por cien Vengadores clásicos y que, por tener todos los ingredientes que definen al grupo, llega a enfrentarse incluso a Loki, precursor de la primera reunión del grupo y catalizador de esta nueva vuelta a los principios.

Los Vengadores #1 (#100)

Le viene muy bien al guionista haber sido autor de etapas recientes de Extraño y Thor, porque esta primera saga se alimenta del pasado reciente de cada uno de sus personajes y en estos dos es especialmente potente el aroma a cariño que desprende la historia. Esto, por descontado, no va en contra del resto de personajes (que se benefician muchísimo del buen hacer del autor, especialmente un Robbie Reyes que nunca me había gustado tanto como ahora), pero deja muy claro el peso de la experiencia en la manera de enfocar actor, gestos y sensaciones. Por lo demás, aunque de manera grandilocuente, este Los Vengadores #100 de Panini (un enorme tomo con siete números estadounidenses) no es sino un homenaje a las historias clásicas de este grupo y toda una declaración de intenciones sobre lo que el guionista pretende hacer con la cabecera. Grandes amenazas, dramas personales y humor en su justa medida van a ser el pan nuestro de cada día en una serie que promete muchísimo y que mucho va a tener que sufrir las injerencias de los mandamases para decepcionar.