Los Vengadores #26 (#125)

Los Vengadores #26 (#125): Phoenix turd

Los Vengadores #26 (#125)«Lo tomé como alguna clase de maldad y, como mis padres, cedía al miedo«

 

Leí este cómic hace un par de semanas, en un rato libre de espera en una cafetería, y no me he atrevido a reseñarlo hasta ahora. De hecho, en lugar de estar escribiendo estas frases que no llevan a nada, debería estar hablando del Los Vengadores #26 (#125) que publica Panini. Pero es que me hierve la sangre. No mucho, sólo lo justo. Pero escribir cabreado destruye cualquier atisbo de objetividad que se pueda esperar de, en fin, un artículo de opinión. Y me gustaría alcanzar cierto nivel de distanciamiento con este cómic que me permita analizarlo con cierta frialdad.

 

Para poder hacerlo me doy cuenta de que he de dividirlo en dos partes claramente diferenciadas. La primera se podría decir que incluso me gusta. Jason Aaron escribe otra historia de los Vengadores prehistóricos para que la dibuje Dale Keown y se centra en esa Fénix del Paleolítico que viéramos acompañar a Odín dentro y fuera del campo de batalla. Más allá de las rupturas con la continuidad marvelita, la historia que se nos cuenta en el primero de los dos capítulos de este cómic es entretenida y sigue poniéndonos un poco los dientes largos con respecto a esos Vengadores de la Edad de Piedra de los que sólo hemos visto destellos a lo largo del último par de años. El dibujo de Keown, además, es agradable y la sensación general al terminar la lectura es buena.

 

«Notaron un fuego dentro de su cabeza. Una voz hecha de fósforo blanco gritando su nombre»

 

Pero entonces Llega el Fénix (no es broma, el nuevo arco argumental se llama así) y volvemos a ver una saga que va a vestir con los colores de la entidad cósmica a media galería de héroes y villanos de la Casa de las Ideas para terminar quedándose con el más peregrino (o con el más obvio) y volver a dar por saco con sus ideas de muerte y destrucción. Añoro, y va en serio, esos días en los que sólo unos pocos extremadamente poderosos podían hacerse con los poderes del Fénix. De hecho, en Vengadores vs. la Patrulla-X (de, ¡oh sorpresa!, el propio Aaron junto con Brian Michael Bendis) el pajarraco de marras había de dividirse en cinco para que su poder no consumiera de golpe a cada uno de ellos. Y, de hecho, haber portado a la entidad sin estar listos para ello les pasó factura a casi todos ellos (a Namor no, pero porque Marvel se olvidó completamente de él después de esto). Ahora, esta portada nos muestra a Pantera Negra, Lobezno, el Capi, Namor (¡ha vuelto! ¡en forma de Fénix!), Hulka e intuyo que a Puño de Hierro como seis portadores random de esta entidad cósmica… Y algo en mi interior me dice basta.

 

Los Vengadores #26 (#125)

Los Vengadores #26 (#125)

 

Porque, además, lo que leemos en el segundo capítulo de Los Vengadores #26 (#125) no podía ser más estándar. Un torneo, con gente que obtiene los poderes del Fénix durante el rato que dura su pelea. Una excusa barata para disfrazar a héroes y villanos de la Casa de las Ideas de este ser rojo y dorado. ¿Me interesa quién ganará? Poco. ¿Me interesa qué va a ser de los Vengadores después de esto? Nada de nada.

 

Jason Aaron necesita unas vacaciones de todo esto. O que le devuelvan a las series de un sólo personaje. Pero que alguien le de una salida digna de una colección que se va resintiendo más y más con cada nuevo número que leo.

Acerca de RJ Prous

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En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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