«No quiero volver a perderme, pero lo haré si con ello se pone fin a esta matanza«
Los pecados que cometimos ayer son los que hoy nos persiguen y nos castigan. Jason Aaron ha firmado una etapa tan nefasta al frente de Los Vengadores que ahora, cuando parece que por fin está escribiendo una historia medio decente, la mayor parte de los lectores ya está demasiado cansada como para darle una oportunidad a esta saga de Los Cazadores de Muerte. Es una verdadera lástima, porque el guionista está ahora obligado a escribir algo verdaderamente brillante para poder levantar los ánimos de sus lectores y puede que ni aún así logre que nos reenganchemos a la trama que lleva, al parecer, años queriendo desarrollar. Y es que sobre el papel Aaron ha hecho cosas geniales (ha llevado a los Vengadores a vivir dentro de los restos de un Celestial caído, nos ha presentado a un nuevo Fénix y a una nueva Marca Estelar, ha puesto a T’Challa al frente de los Héroes Más Poderosos de la Tierra…), pero las historias que han sustentado todos estos cambios han sido, en el mejor de los casos, insustanciales. Y ahora que parece que los personajes de esta colección se enfrentan a su amenaza definitiva quizás sea ya demasiado tarde para despertar el interés de los lectores.
Y no es que parezca poca cosa lo que el guionista nos está proponiendo en estas dos nuevas entregas que pone Panini en nuestras estanterías. En Los Vengadores #37 (#138) tenemos al Capitán América ya la Capitana Marvel de excursión por el pasado con la joven Marca Estelar hasta que dos de estos nuevos enemigos (el Duende Fantasma y Cráneo Negro) hacen acto de presencia. La batalla que sigue parece encaminarse a un punto muerto (nunca mejor dicho) cuando ocurre algo que nos hace pensar en un futuro no demasiado halagüeño para la nueva heroína de la Casa de las Ideas. Por otra parte, en Los Vengadores #38 (#139), una versión adolescente de Thanos y el Muerte que está detrás de todo esto asaltan la Montaña de los Vengadores cuando la mayor parte de éstos ha salido a hacer sus cosas, esto nos dejará con Pantera Negra con dos aliados que no podíamos para nada esperar luchando de su lado por la supervivencia y la protección de su base de operaciones: Valquiria y nada menos que Namor, el ahora caído en desgracia rey de Atlantis.
«La sangre correrá a riadas por los baldíos«
Por otra parte, en la serie hermana de Los Vengadores, que en Estados Unidos se comercializa como Avengers Forever y que en nuestro país llega bajo esta misma cabecera, seguimos con la historia del Piloto Fantasma en la realidad en la que Tony Stark es el Hombre Hormiga y Cráneo Negro es el señor de una Tierra reducida a un enorme baldío con un único oasis bajo el dominio férreo del super-soldado de Hydra. La trama en esta serie se está volviendo cada vez más sórdida y salvaje y lo que en un principio pensaba que sería un viaje loco por el Multiverso a lomos del coche en llamas del protagonista, se está convirtiendo en una larga odisea repleta de sacrificios de la que no tengo muy claro cómo va a regresar el más reticente de los Vengadores. Con todo, esta historia me parece bastante mejor y más interesante que la que se está desarrollando en la cabecera principal. Siempre lo he dicho y lo repetiré una vez más: a Aaron se le dan mejor las series con un único protagonista.
Lo que leemos en estos números de Los Vengadores son peleas que bastan por sí solas para vender cómics, pero que, en el mejor de los casos, la gente está calificando de pasables. Y Avengers Forever me parece sinceramente entretenida y apenas se la menciona. La culpa no es de ellas, sino de todo lo que hemos leído hasta ahora y de la vaga certeza de que, una vez más, Aaron será incapaz de cerrar la historia de una manera eficaz y decente. El ambiente está enrarecido y, quizás, la única salida sea la de cambiar de guionista para que la gente pueda volver a ilusionarse desde cero.
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