«No tengo ni idea de cuánto tiempo me queda…«
… Ni nosotros Jason, ni nosotros.
Me tenéis que disculpar el chiste fácil, pero lo cierto es que contemplo la cantidad de números que lleva Jason Aaron al frente de esta cabecera y alucino en colores. En la mitad de tiempo al frente de Thor el guionista ya se había convertido en un referente para la Casa de las Ideas y, sin embargo, ahora nos encontramos con que la gente sólo espera al momento en el que este autor decida pasar a otra clase de proyectos y Los Vengadores caigan en las manos de alguien empeñado de verdad en contar algo grande con ellos. Parece como si el autor no se cansase de abrir más y más melones, con la esperanza de que cuando cierre todos a la vez, el ruido sea tan estruendoso que tape cualquier susurro en su contra (¿salvar una serie de Marvel a través de sus últimos dos capítulos? ¿Cuándo se ha hecho eso?). Los Vengadores #40 (#141) sirve para rescatar al Halcón Nocturno de las cenizas de Heroes Reborn para meterlo en la formación actual de los Héroes más Poderosos de la Tierra justo ahora que T’Challa ha sido llamado a filas por los encargados de su propia cabecera. Y esto me supone dos breves reflexiones:
La primera es que, por más que aplauda que lo que ocurrió en Heroes Reborn tenga algún sentido más allá del crecimiento de Marca Estelar, me resulta un tanto incoherente que se nos haga saber ahora que Halcón Nocturno sigue a lo suyo en nuestra realidad y que del resto de los integrantes del Escuadrón Supremo apenas tengamos los retazos de una conversación dejada al aire. Huele a falta de tiempo para contar las cosas, a trama que no ha habido interés en desarrollar y a prisas por finiquitar la trama presente. La segunda es aún más fruto de mis propias elucubraciones, pero me resulta llamativo que a la cabecera en principio más importante de Marvel sea tan fácil hurtarle un personaje. Y no uno cualquiera, sino al presidente de los Vengadores. Cierto que con Wakanda Forever a la vuelta de la esquina y la serie de John Ridley y Juann Cabal a la vuelta de la esquina (ya debería estar en vuestras librerías por cortesía también de Panini), tiene mucho más peso cualquier decisión sobre este personaje, pero esto habla muy mal sobre el peso específico de la serie que nos ocupa hoy.
«Sólo entonces te permitiré el honor de arrastrarte ante mí«
Toda la primera mitad de esta entrega se centra en contarnos qué ha sido de Halcón Nocturno y T’Challa, primero. En presentarnos a toda prisa la amenaza de la Sociedad Serpiente, después. Y en hacer que ambas cosas confluyan en la entrada de un nuevo personaje al grupo que da título a esta grapa. Un personaje que, además, viene a dar la idea definitiva para contraatacar a los villanos del Multiverso que amenazan a los Vengadores de toda realidad habida y por haber. ¡Qué suerte! Pero, por supuesto, la idea de marras aún tendrá que esperar uno o dos meses si nos fijamos en las historias que están por venir… Pues estupendo Jason, nosotros seguiremos esperando. Tan sólo llevas cuarenta y un números mareando la perdiz.
La segunda parte del cómic vuelve al Multiverso para dejar descansar un poco al Piloto Fantasma y centrarse en la figura del Muerte Supremo, un tipo la mar de agradable que se ha dedicado a ir cosechando a los Muertes de cada realidad que han ido visitando él y sus amigotes para unirlos a una especie de ejército privado de tipos como él, pero un poquito menos perturbados. Me tengo que recordar de cuando en cuando que el malo final es Mefisto, porque corro el riesgo de olvidarme. Aún con ilustraciones tan potentes y divertidas como la que nos brinda Javier Garrón en la primera mitad de la entrega de este mes. Y hablando de ilustraciones, por más emotivo que sea el texto de cierre de este número sobre George Pérez, habría agradecido algo de contexto o ampliación de lo que se está relatando… Claro que, ¿qué más podemos decir sobre esta serie?
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