Siempre Ultrón toma como punto se partida una de las muchas ideas que Jonathan Hickman fue depositando a lo largo de su extensa etapa al frente de las cabeceras principales de Los Vengadores (¡cuánto te echaremos de menos tras las Secret Wars!). Concretamente una que vimos durante la odisea de Capitán América a través de la corriente temporal; una muy similar a la explorada no hace demasiado por Michael Brian Bendis que tomaba a Lobezno y Sue Storm como dos de sus principales actores… un futuro sumido en el terror del que Ultrón es amo y señor.
Al Ewing coge a personajes de diferentes períodos para conformar un grupo de Vengadores tan variopinto como poderoso (de entrada tenemos dos Thors) y en el que también hay espacio para alguna creación nueva (la excusa de traer personajes del futuro brinda esa oportunidad). Los lectores neófitos se sorprenderán con algunas de las encarnaciones de sus personajes favoritos, mientras que los veteranos podrán presumir de erudición y cuestionarse sobre alternativas diferentes para el equipo, lo que añade un plus muy interesante a la lectura.
Este tipo de proyectos alejados de la continuidad son siempre muy agradecidos. Para los autores porque pueden jugar cuanto quieran con la trama (aunque en este caso, al anclarse ésta en la realidad oficial [en un hipotético tiempo futuro], es evidente que algunos extremos no pueden pasarse), además de que les permite jugar con guiños y homenajes. Para los lectores, por su parte, porque no tienen la necesidad de fastidiarse la espalda yendo en busca de montones de historias que les aporten el conocimiento previo necesario.
En la miniserie que nos ocupa, Ewing (con un siempre fantástico Alan Davis a los lápices) elabora una historia de una estructura bastante clásica en la que nuestros héroes, reunidos por las circunstancias, han de lidiar con una terrible amenaza. La situación se complica y acaban separados, para luego, cuando peor parece que van las cosas, sacan a relucir su potencial y salen victoriosos. El autor no dedica demasiado tiempo a profundizar en los personajes. Da por hecho que los conocemos sobradamente y lo que busca es meternos en la acción desde las primeras páginas. Las propias presentaciones de los protagonistas dan buena cuenta de las intenciones de Ewing.
Interesante es también la elección de los otros dos villanos que se dejan caer por la historia además de Ultrón, versiones ambas de dos de los más carismáticos enemigos contra los que han debido enfrentarse los héroes más poderosos de La Tierra. Siempre Ultrón sirve de una suerte de homenaje pues, no solo a los Capitán América, Thor o Iron Man, sino también a sus respectivos rivales. La valía de un héroe se mide según lo grande que sea la amenaza que representan sus antagonistas, y Ewing demuestra porque los marvelitas son los héroes más carismáticos del mundo de las viñetas, ayer, hoy y siempre.
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