Con los antimonárquicos hemos topado. Masacre apenas lleva un rato en el trono y ya quieren liquidarlo. Superado el malentendido con Elsa Bloodstone de la primera entrega de la serie publicada por Panini Cómics, Wade Wilson ahora debe enfrentarse a un cazador con muy malas pulgas: Kraven el Cazador. Y contra este temible enemigo (recordemos que no es el viejo Kraven al que todos conocemos, sino uno más jovial que conocimos en El Asombroso Spiderman: Cazado) ni siquiera el adorable Jeff puede sentirse totalmente a salvo.
«Pues… sí. Soy el mejor en mi trabajo… ¡es ese es el de brillante conversador!«
Uno de los aspectos que más está llamando la atención de esta etapa del personaje que recién inicia la guionista Kelly Thompson es la escasa (por no decir directamente nula) presencia de guiños o referencias a la cuestión krakoana. Sabiendo ya de antemano que Masacre ha sido siempre un verso libre, en no pocas fases de su trayectoria editorial se le ha tenido consideración de mutante y ahora, en cambio, parece haber surgido una barrera invisible que separa a Wade del resto. ¿Por qué? Lo más lógico es pensar que en caso de introducirlo en el entorno creado por Jonathan Hickman su «curación» -tecnología de resurrección krakoana mediante- sería uno de los primeros temas en ponerse sobre la mesa y que esta significaría el fin de Masacre tal y como lo conocemos. Con este razonamiento es sensato pensar, pues, que la consideración de Masacre como mutante en este contexto llevaría antes que después al fin mismo del personaje; de ahí que -como con Pietro y Wanda en su presentación en el UCM en Vengadores: La era de Ultrón- la solución a este embrollo sea esconderlo y hacer como que no existe. En esta coyuntura se podría entender la aparición de cierto personaje contra el que Masacre termina cargando reivindicando su «monstruosa» naturaleza.
Al margen de estas consideraciones (a día de hoy) hipotéticas respecto al encaje de Masacre en el actual Universo Marvel, lo cierto es que el escenario que ha confeccionado la autora para el personaje le sienta como anillo al dedo. Ante los retos y situaciones que escapan a su caótico control, Wade echa mano de su sentido del humor hasta el punto de incordiar tanto a amigos como enemigos. El encanto Wilson. Por lo demás, la situación de estrés en la que viven los monstruos tras la llegada de Kraven hace que terminen aceptando a su nuevo monarca y vayan todos a una con él, dejando para la siguiente entrega la pelea mano a mano entre el cazador y el mercenario bocazas.
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