En su vigésima etrega, los Merodeadores de Gerry Duggan se dan un pequeño respiro; pero no en el sentido de presentarnos un relato alejado de la actualidad, sino que, a las puertas de Inferno, el guionista se limita a cerrar algunas de las tramas abiertas en los últimos números. El tiempo se le acaba al flamante escritor de la Patrulla-X y quiere hacer las cosas bien con el que es uno de sus mejores trabajos en Marvel Comics.

«Deberías ser merodeadora, Tempo«

Los hechos narrados son consecuencia directa de lo leído en el número anterior y en la Gala fuego Infernal. Por un lado se resuelve lo relacionado con las hermanas Cuco y Wihelmina, la miembro de Verendi a la que se propusieron ayudar liberando un trauma del pasado. Duggan se cuida de no verbalizar la naturaleza del mismo, pero la resolución del conflicto deja bien clara su gravedad.

Por otro lado tenemos un asunto que se nos había pasado por alto, pero que es de vital importancia para los intereses krakoanos. Recientemente el Merodeador fue atacado y siendo este el medio con el que Emma suministraba de fármacos al mercado negro (además de ayudar a rescatar mutantes por todo el mundo), podéis imaginar las consecuencias de su pérdida: escasez de producto, subida de precio, impaciencia de los clientes… Esto último lleva a algunos a intentar robar en los almacenes de la Sociedad Mercantil Fuego Infernal, obligando a actuar a los Merodeadores.

Una excusa como otra cualquiera para Kate Pryde y compañía se arremanguen y den caña a los malos de turno. Y si bien no se resuelve el misterio del ataque (este, como bien apunta Julián Clemente en su artículo, tiene su desarrollo en Lobezno #13-14), el problema queda controlado. Además, nos deja ver a personajes como Banshee, Tempo o la propia Emma Frost en acción, algo que no ha sido muy habitual en los últimos tiempos (unos por su escasa presencia y otra porque disfruta actuando desde las sombras).

Panini Cómics incluye, además, una breve historia escrita por Anthony Oliveira enmarcada en la iniciativa Marvel’s Voices que tiene a un jovencísimo Bobby Drake (el hombre de hielo) y Magneto como protagonistas. Una relectura de los tiempos en los que el amo del magnetismo era un temible enemigo de Charles Xavier y sus alumnos que nos regala una sonrisa para cerrar (casi) el segundo año de la cabecera mutante.