Miracleman

Miracleman #2. El síndrome del rey rojo: Rompiendo moldes

MiraclemanMiracleman, el personaje reinterpretado por “El guionista original” (Alan Moore) y que cambió la forma de escribir y disfrutar el cómic de superhéroes vuelve a nuestras estanterías con un segundo tomo cargado de extras. Si bien ahora entraremos en los detalles de este nuevo volumen, es preciso recalcar el estupendo trabajo de edición, con una encuadernación en cartoné y la inclusión de un buen puñado de bocetos, ilustraciones y portadas que dan buena cuenta del proceso creativo. Quizás se eche en falta algún texto que ayude a profundizar en el contexto y gestación de la obra, y es que por pedir que no quede. Puede que para el próximo tomo.

 

Yendo ya a lo que nos interesa, Alan Moore vuelve a revolucionar apostando por un camino radicalmente distinto al que se pudieran esperar los lectores. Así, después de deconstruir el origen de Miracleman a partir de aquella visión más naif que imperaba en la colección en sus inicios (allá por los años 50), posa su mirada en Emil Gargunza, creador y némesis primigenia del alter-ego de Mike Moran. Moore decide dejar en un segundo plano al héroe (que lucha por salvar la vida) para explicar todo lo que había detrás del Programa Zaratrustra. En el primer libro descubrimos su existencia y que uno de sus fines era la creación de superhombres. Ahora, por boca de su científico jefe descubrimos cuáles era su verdadera dimensión, objetivos y motivaciones del propio Gargunza.

 

El escritor hace un recorrido por la vida y obra del doctor y lo eleva a los altares de la villanía comiquera solo para dejarlo caer –literalmente– y volver a dejar en evidencia los absurdos retos a los que se enfrentan muchos de los héroes canónicos que triunfan en ventas (hace 30 años y ahora). Si tienes el poder de un dios, un insignificante humano, por muchos recursos y cerebro maquiavélico que tenga, no es una amenaza mayor que una mosca. El visionario Alan Moore lo señaló ya hace tres décadas, pero como le sucede a todos los profetas, le tomaron por loco y le hicieron caso omiso.

 

Miracleman

 

Miracleman destaca (entre otras muchas cosas) por su atrevimiento. En sus páginas muestra situaciones (dramáticas y visuales) que aún hoy muy pocos autores (sobre todo del cómic mainstream) se lanzarían a escribir. Desde “deshacerse” de personajes que parecían tener un papel más o menos protagónico y podrían haber garantizado un buen número de arcos argumentales para la comodidad y tranquilidad creativa de su autor, a la forma de narrar el nacimiento del bebé de Miracleman. Aún 30 años después de su lanzamiento Miracleman sigue sorprendiendo y da la sensación de estar muy por delante de lo que hacen algunas colecciones contemporáneas.

Acerca de Daniel Lobato

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El padre de todos, pero como a Odín, se me suben constantemente a las barbas. Periodista de vocación cinéfila empecé en deportes (que tiene mucho de película) y ahora dejo semillitas en distintos medios online hablando de cine y cómics. También foteo de cuando en cuando y preparo proyectos audiovisuales.

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